tag:blogger.com,1999:blog-66010021592065853452024-03-12T19:46:10.186-06:00El altar de Santa CoppeliaPasen y préndanme veladoras. Así soy yo.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.comBlogger148125tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-78039087860328185482013-03-02T16:57:00.000-06:002013-03-02T17:02:38.965-06:00Desempolvar fantasmasPor alguna extraña razón, todo coincidió. Empecé a limpiar carpetas, luego mails, una cosa llevó a la otra... Y me encontré revisando los perfiles de FB, los correos electrónicos, las cartas escritas y enviadas (o no) de y para mis exes.<br />
De alguna manera resultó una aventura emocional fascinante. Leer la última carta de uno y descubrir que nos dolimos mucho más de lo que nunca quisimos admitir; ver en el perfil de facebook de otro que se casó recién a finales del año pasado, muy cerca del día de mi cumpleaños; ver que otro ya es padre de familia y sentir, en el fondo, que el chavito de pelos parados de las fotos podía haber sido mío... Y dar gracias porque no lo fue.<br />
Creo que es el momento adecuado. Hace ya seis años que cambié de rumbo, que cerré ciertas puertas y abrí otras, que me enfrasqué en lo que <a href="http://youtu.be/QCqiHZdDnZI" target="_blank">Billy Crystal adecuadamente describía como "el resto de mi vida"</a>. Y muchas cosas han cambiado de entonces a ahora; sin embargo, tenía heridas y fantasmas que había querido mantener ahí, encapsulados. Como bien decían en "El espinazo del diablo":<br />
<blockquote class="tr_bq">
<span style="font-family: Times, Times New Roman, serif;">¿Qué es un fantasma? Un evento terrible condenado a repetirse una y otra vez, un instante de dolor quizás, algo muerto que parece por momentos vivo aún, un sentimiento suspendido en el tiempo, como una fotografía borrosa, como un insecto atrapado en ámbar.</span></blockquote>
Entonces... Quiero dejarlos ir. Realmente quiero cerrar esos capítulos a medio escribir, como proyectos de borrador, y que cada quien sea feliz en su propio terreno. Enviarles una carta, contactarlos de nuevo, tendría exactamente el efecto contrario. Para lograrlo, entonces, un pequeño párrafo de despedida, desde aquí, a cada uno.<br />
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<ul>
<li><b>Lucano:</b> durante mucho tiempo me sentí responsable por haberme casado antes que tú (sé que suena idiota, lo sé). Saber que encontraste una mujer que te hace feliz y con quien seguramente compartirás todas esas cosas lindas que sé que tienes dentro me llenó de gusto, y no te lo escribo directamente porque imagino que sería muy raro tener noticias mías después de 8 años de no hablarnos. Un abrazo.</li>
<li><b>José: </b>qué bueno que encontraste a tu mujer, que bueno que ahora sabrás lo bien que te hará ser padre. Decido, de manera totalmente unilateral, dejar de darle vueltas a las heridas viejas. Los años habrán servido para hacerte una mejor persona, y para hacerme una mujer más sabia, así que supongo que esos que fuimos y dolían ya no son más éstos que somos, y que ya no deberían dolerse de daños tan viejos. No planeo contestar tus mensajes de facebook, pero te dejo ser feliz, sin dedicarle más energía mental a nuestras culpas.</li>
<li><b>Federico:</b> eres la historia que más tristeza me podría causar. La coyuntura histórica, inclusive, te puso de regreso en mi cabeza. Hubo tantos malentendidos al terminar un cuento que nunca fue y una amistad que ya no podía ser, que es imposible intentar recolectar los pedazos. Quien soy te debe mucho. No entiendo a aquel que eres ahora, pero te deseo de todo corazón la paz que calme tus tormentas interiores (esas que motivaron que nos acercáramos, que tratábamos de ahuyentar mientras fuimos amigos, y que te han llevado lejos de todo lo que pareces haber valorado en algún momento de la vida). </li>
</ul>
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Hay otros exes, seguro. Estos tres resumen las historias más rotas de mi vida, aquellos con los que me unen deudas emocionales. Después de escribir esto (y de escribirlo acá, y no en <a href="http://vespertina.blogspot.com/" target="_blank">Vespertina</a>, que es su lugar acostumbrado) me declaro en huelga de fantasmas: sólo me quedo con lo que valió la pena, con las lecciones aprendidas... Y me despido de la posibilidad de dejar que me duelan.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-22860866563683629872013-02-07T15:18:00.003-06:002013-02-07T15:21:43.841-06:00Aviso de tormentaSe vienen cambios. Lo sé porque los siento venir en mi interior, porque lo que está haciendo ebullición en mi cabeza, en mi pecho, en toda yo no da para quedarse como está por mucho tiempo más.<br />
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Sería encantador pensar que con un esfuerzo de la voluntad se puede recomponer todo, que basta la varita mágica de "no pasa nada" para que realmente no pasara, ni se sintiera, pero no es así. La ventaja es que toda crisis trae aparejado movimiento, todo conflicto implica una posibilidad de crecimiento, toda caída es aprendizaje.<br />
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Sé lo que no quiero, y creo que empiezo a tener, por primera vez en la vida, bien claro lo que quiero y cómo lo quiero. Ahora la búsqueda es cómo y dónde conseguirlo; es una diferencia diametral y significativa. Llegar a ello implica millones de cosas. Tratar de descubrir de qué manera tengo que cambiar y adaptarme para lograrlo también es un viaje de mil millones de pasos. Iré tratando de darlos uno a uno.<br />
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Pienso mucho en mi abuela, en la frase que me repitió hasta tatuármela en el cerebro y en el corazón: <i>"en el más inteligente tiene que caber la prudencia"</i>. Desde niña y hasta hace algunos años me rebelé mucho ante eso: ¿por qué suponer siempre que la más inteligente tenía que ser yo? Pedía permiso de ser, por una vez, la tonta, la que pierde el control, la que pone el universo en llamas. Quería ser <a href="http://bitterberri.blogspot.com/" target="_blank">bitter berri</a>, pues.<br />
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De adulta, el problema es comprender qué quiere decir "prudencia". No se trata de no responder. Tampoco se trata de aguantar. Creo (y esto lo estoy entendiendo por primera vez ahora) que se trata de seleccionar la respuesta más indicada para cada momento. De dar un paso atrás para medir las consecuencias. De aprender de lo que ves. Y ya con eso hecho, entonces sí, lanzarte a lo que se necesite: ser diplomático, gritar, negociar, encender fuego.<br />
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Como bonzo, pues.<br />
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<iframe allowfullscreen="" frameborder="0" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/00IS3OeXrFU" width="560"></iframe>Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-42431599287199348472013-01-14T23:53:00.000-06:002013-01-14T23:58:36.927-06:00De tu ausencia<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif; line-height: 16px;">Estás, y de repente ya no. Y entonces toca aprender a vivir con la certeza de que no te voy a ver ni en sueños. Así es: desde que ocurrió la pesadilla, los sueños se esfumaron. Paso noches en negros absolutos. Duermo bien, es cierto, pero lo hago con el sueño de las piedras. Perros, gatos, amigos, marido. Todo me acompaña, pero está ese espacio. Mind the gap. Y con que cara si ni soy tu hermana, ni tu exnovia, ni tu mejor amiga, ni te conocía de hace años. Poco más de 450 días me bastaron para darte por supuesto en mi vida, para que te transformaras un poco en una razón más para ver el mundo con buenos ojos. Para creer que tenía el derecho de quererte como se quiere a los que son tú mismo, aquellos que te completan y te complementan.</span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="line-height: 16px;"><br /></span>
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<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="line-height: 16px;">Me estoy ahogando un poco. Quiero ayudar a todo mundo a cargar con sus ausencias, pero hay horas y días en los que inevitablemente me dueles. No sólo me dueles en mí; me dueles en tu mejor amigo, que no duerme por miedo a tener pesadillas iterativas; me dueles en la novia que dejaste aquí y que no entiende por qué en un mes creyó ser tan feliz y luego perdió todo un proyecto de vida. Me oigo diciéndote que fueras responsable con los planes que hacías con ella... No me refería a esto, no a este hueco que trato de llenar con lecturas y películas y meditación y un nuevo perro viejo y trabajo.</span></span><br />
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><span style="line-height: 16px;"><br /></span><span style="line-height: 16px;">No me puedo sentar todavía en el sillón de casa de mi amiga. Coloco la cabeza en el respaldo y nos recuerdo recargados uno en el otro, mientras te digo que la vida me debía un hermano (además del que tengo) y me pagó contigo. Y luego, menos de dos meses después, corte a negros. Y me trago las lágrimas que no dejo que nadie vea. Porque mi marido, tu mejor amigo, me necesita entera y mi tristeza se lo come vivo; porque los amigos no alcanzan para sostenerme, porque no logro concentrarme en el trabajo pero finjo que sí para seguir teniendo un motivo para escapar de casa. Porque me muero de ganas de volver a ser feliz aunque no estés, pero cada que lo soy te extraño tanto... </span></span><br />
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<span style="font-family: 'lucida grande', tahoma, verdana, arial, sans-serif; line-height: 16px;"><br /></span>Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-29936385868158356402012-10-25T16:32:00.003-05:002013-02-07T15:22:50.016-06:00Touched by a book<iframe width="560" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/tkJPMsWw6Z8" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
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<i>El amor dedicado a los libros siempre es recíproco.</i> <br />
Existen pocos placeres que atesore más que pasar tres o cuatro horas arremolinada en un rincón, con la única compañía de un libro. Despertar temprano una mañana de domingo, cuando el resto del mundo duerme, y salir de puntillas de la cama para tener “tiempo de calidad” que compartir con ese improbable gran amigo. Y es improbable porque ahora la pantalla me absorbe la mayor parte del tiempo: reportes de trabajo, navegación en línea, redes sociales, videos, fotografías...<br />
Me encanta saber que podemos robarle algo de espacio y tiempo al día para estar ahí, construir nuestra cita secreta, re-crearnos el uno al otro: la lectura es una de las pocas ocupaciones estáticas en las que cambiamos nosotros y somos cambiados por aquello que transformamos, sin mover mucho más que un dedo, la muñeca, o dando un ligero asentimiento de cabeza. Millones de conversaciones privadas, únicas, sostenidas entre un autor y su lector. No hace falta hablar para que el libro y yo sepamos de qué se trata esta dinámica, de qué manera vivimos juntos, discutimos, concordamos y discordamos. Sólo quien lee habitualmente sabrá de esa extraña sensación de cabeza nublada, que no se va hasta no terminar de leer un texto pendiente.<br />
Mis libros y yo somos un universo aparte, un infinito cúmulo de mundos engarzados con otros mundos. Como Borges, siempre he imaginado que el Paraíso debiera ser muy similar a una biblioteca: es el único modo que tengo de imaginar sobrevivir el infinito.<br />
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<i>The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore (2011). </i><br />
<i>Dir. William Joyce & Brandon Oldenburg. </i><br />
<i>Música original de John Hunter.</i><br />
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<i>Este texto se publicó originalmente en el blog de <a href="http://lifeandstyle.mx/2012/02/touched-by-a-book-2">Life & Style México</a>, pero aparentemente ya no existe ahí. Lo republico aquí con el deseo de rescatarlo... Qué se le va a hacer, le agarra uno cariño a sus ideas.</i>Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-17785520087484275382011-12-21T19:40:00.000-06:002011-12-21T19:40:58.435-06:00Re-cuentoLa gente empieza a despedirse para poder salir de vacaciones navideñas. Este año, yo decidí quedarme a guardia (juré que <a href="http://bitterberri.blogspot.com/2005_12_01_archive.html">nunca lo haría de nuevo</a>, quién me viera ahora) y anhelo esos momentos en los que podré estar en la oficina sacando algunos pendientes de organización. Renovando cosas, supongo.<br />
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Acaba de pasar recién mi cumpleaños 33, y un tumulto de cosas se me agolpan en la cabeza y en el corazón. Ha sido un año complicado (vaya que sí) pero también me ha dado múltiples aprendizajes. Me liberó de ciertas cosas, me demostró que otras están ahí, como asignatura pendiente (tal cual, la espada de Damócles). Fue el año en el que las cosas que parecían malas fueron las que detonaron lo mejor; en cierto modo, todo aquello que estaba bien a principios del 2011 fue lo que no terminó igual —en general, aunque haya algunas excepciones.<br />
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La vida sigue viniendo sin instructivo. Eso, más que darme miedo, me sigue dando una curiosidad infinita: nunca sé qué viene a la vuelta de la esquina, y casi siempre puede ocurrir cualquier cosa. Dicen de mí en una lectura de hoy:<br />
<blockquote class="tr_bq">[...] a veces me pregunto si crece o ya creció en algún momento anterior y ahora (se) conserva (en) su juventud crecida[...]</blockquote><br />
Me gusta. Hace juego con mis uñas de colores, con mis faldas de vestir, con mi ropa de diseñador hipster, con el recién adquirido gusto por los vestidos, con mi primer vestido de gala de mujer de treintaitantos. También va con la disímbola mezcla de amigos con la que he logrado rodearme a lo largo de los años... Gente que me ha costado una vida reunir, pero con la que me siento tan cómoda y feliz que las palabras faltan para describirlos, y sobran para comprendernos.<br />
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Sigo tratando de llenar mi vida de risas. Haciéndole más caso a aquello que, dentro del "infierno de los vivos", no es infierno —siguiendo a Calvino, haciendo que dure, dándole espacio. Creo que es mi gran aprendizaje del año: construir lo bueno en medio de lo que puede parecer terrible —y descubrir que, al final, lo terrible era maravilloso después de todo, sin falsos optimismos.<br />
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Feliz final de fiesta.<br />
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<iframe width="560" height="315" src="http://www.youtube.com/embed/yZmcqsZeetc" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-17461798290466483432011-10-09T00:54:00.000-05:002011-10-09T00:54:00.404-05:00Obsesividades y compulsionesNo sé si pase en la vida de todos, pero al menos la mía se rige por ciclos. Su duración siempre es indefinida, pero puedo sentir claramente cuando uno se abre y otro se cierra. Los últimos han sido brutales, no a un nivel externo (el exterior se mantiene más o menos en el mismo estado siempre, aunque mi cabello tiende a dar cuenta de ello) sino interno.<br />
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Sí. Los últimos quiebres de ciclo me han dado para cuestionarme otra vez quién diablos soy, quien diablos creo que soy, qué hago y por qué lo hago... Generalmente termino los ciclos con muchas más preguntas que respuestas, pero también con una serenidad de espíritu que característicamente pierdo en la temporada previa a cada cierre.<br />
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El <a href="http://santacoppelia.blogspot.com/2011/06/bloomsday.html">post anterior</a> lo escribí justo en la mitad del nadir del ciclo (que es lo mismo que decir "el cenit de la crisis"). Esa pregunta que se revuelve obsesivamente sobre de mis acciones actuales y procura ayudarme a llevar la cuenta de si soy la persona que espero ser. El inicio de esa crisis me marcó: demasiado enojo acumulado, demasiada paciencia encubriendo la ira; mucha frustración, descubrir una vez más que repetí el karma (desentendiéndome de mi propio compromiso con evitar esa misma historia que pasa ya por tercera vez en mi vida). El dolor de sentir el corazón roto, saberme usada y tener muy claro que fui yo quien lo decidió y lo permitió así.<br />
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Hace ya un rato que abandoné la terapia. El grupo en el que estuve y yo no funcionábamos mutuamente: soy malísima tomando la palabra por asalto, si los demás necesitan hablar tiendo a escuchar; soy, definitivamente, <a href="http://es.scribd.com/doc/13147169/1929-Cartilla-moderna-de-urbanidad-para-ninos">bien educada</a> para los estándares de 1920. Eso —como bien me hacía notar la terapeuta cuando podía— ocurre también afuera: hablo mucho de lo que no importa, pero lo que realmente me angustia, me preocupa, me obscurece, puede quedarse en mi interior por siempre jamás.<br />
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Sin embargo, hace un par de meses empecé a ir a grupos de constelaciones familiares. Se han movido montones de cosas, en diferentes órdenes. Recordé, de pronto, el terror que tenía de ser vulnerable a cualquier cosa durante la adolescencia (y el maravilloso papel que jugó mi mejor amiga en romper esa coraza). Caí en cuenta de que acumulo demasiadas cosas —otra vez usando la frase de manera totalmente polisémica— y que tengo que dejar ir para poder mantener la salud; que tengo que atreverme a abrir las zonas cerradas antes de que sea demasiado tarde... También de mi propio comportamiento compulsivo, de mi fragilidad emocional. De lo rota que estaba.<br />
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Empiezo la batalla de recuperar la salud mental, sin muletas esta vez, y me doy cuenta de que muchas dinámicas en las que estoy metida son todo menos sanas. De pronto me doy cuenta de que hace meses que no me tomo el tiempo de ir al cine, que salgo con los amigos mucho menos de lo que me gustaría (significativamente menos que hace 6 meses). Que tengo 5 animales a los que veo, en promedio, 1 hora al día. Que ya no escribo (y eso, cuando sabes que estás construido de palabras, es dolorosísimo). Que, con todo lo que me dolió no tener materia este trimestre, tampoco sé cómo habría hecho para sobrevivir lo que estoy pasando y dar clases a la vez.<br />
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Me apasiona mi trabajo, y en estos días he recibido varios comentarios con respecto a que se nota. Sin embargo, creo que ya dejé atrás la edad en la que eso me hacía tener la capacidad de trabajar 65 o más horas a la semana en él. Recuerdo la época que documenté en correos electrónicos dirigidos a mis amigos (era pre-facebook), cuando estaba tan enfrascada aprendiendo a hacer lo que amo y renunciando a estudiar lo que me apasionaba, que no podía ver a nadie. No puedo evitar recordar lo deprimida que salí de aquella temporada, aunque estaba feliz y orgullosa de lo que había hecho, también sé que estaba tan agotada que pude haberme dedicado a cualquier otra cosa con tal de recuperar mi vida y mi dignidad.<br />
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También caí en la cuenta de que llevo al menos 6 meses apostando a que las cosas cambien para bien, pero que al mismo tiempo no estoy nada segura de que esa esperanza sea real o tenga fundamento alguno. Al contrario, cada paso que doy hacia el frente se pone más oscuro. Quiero creer que las señales que leo son ciertas, que amanecerá después de esto. Pero tengo que empezar a asumir mi miedo de estar equivocada, y mi necesidad de hablar esto con quien sea que pueda hacer algo.<br />
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Creo que bastaron dos ataques de ansiedad en una sola semana, dos o tres clientes que necesitan demasiada atención, cuatro o cinco cosas que se han atendido poco menos que a medias por culpa de la prisa, de lo urgente que le roba tiempo a lo importante, de descubrir que 20 horas al día, 5 días a la semana ya no me bastan (y que mi cuerpo, mi mente y mi espíritu están cansados de intentar darlos). Que hace meses que no trabajo los fines de semana y que mi mente y mi cuerpo se rebelan cuando intento (o necesito) hacerlo.<br />
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Este post no cae en la categoría "decisiones trascendentes". No hay más decisión tomada que la de poner un límite. Uno solo. Chiquito. Si funciona o no funciona... de ahí sí que vendrán decisiones interesantes. En realidad, este post es sólo una descarga que me deja libre para poder trabajar en lo que me urge terminar, sin pretextos, para el lunes. Un suspiro después, justo al terminar de alimentar esta flamita incipiente de rebelión, seguiré con las urgencias. Espero, por mi bien, que por la penúltima vez.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-55316329776168068602011-06-16T23:59:00.087-05:002011-06-17T01:57:29.996-05:00Bloomsday(Inspirado en <a href="http://www.omegar.org/2009/06/bloomsday.html">este texto</a> de Omegar, de hace ya un rato...)<br />
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Un jueves cualquiera a los 32 años de edad. Empezar muy temprano por la mañana, quizá más que otras veces, porque R acaba de iniciar de nuevo una rutina fija y ahora los dos compartimos el horario matinal y las obligaciones que empiezan casi de madrugada, todo oscuro, frío y nuestros ocho ojos que parecen no estar listos nunca.<br />
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Este agotamiento que se está volviendo mi compañero regular, la mente <i>blunt</i> en vez de <i>sharp</i> y los pendientes que sé que irán creciendo conforme arranque el horario de oficina, el presente que me lleva al futuro, sin darme cuenta ya estoy bañada, seca, (des)peinada con el cabello más corto de lo que lo había tenido en un par de años —soñé que me lo cortaba, luego decidí hacer realidad el sueño, a ver si con eso duermo mejor— y vestida con el mismo vestido blanco que usé en nuestra fiesta de bodas, ejemplo claro de la practicidad, sensatez y olvido de las formas que rigen mi vida. Ya debería estar lista para salir pero sigo dando vueltas alrededor de la casa, los perros, el desayuno incipiente, las croquetas de los gatos, mi bolsa, las llaves, se me olvida de nuevo el proyector que debería de regresar a su lugar en la oficina, un saco que seguro en la noche refresca, mi presente no existe porque mi cabeza está demasiado aplicada en lo que ya pasó y en lo que pasará, pero nunca-nunca en lo que está pasando.<br />
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Cierro la puerta de la casa y la privada me recibe con su celofán atmosférico. Las pisadas moradas me llevan a la puerta de la calle, donde un taxi aún no sabe que me espera, pero lo hace. Es un día con color bueno: algo hay en la luz que me resulta feliz, familiar, extrañamente optimista. El taxista me cuenta de las manchas solares y del químico que pronosticó 28 grados de temperatura para el día, pero que en cualquier momento las manchas solares harían nevar en unos lados, llover en otros, ¿qué haríamos sin el sol? No sé, nada, la vida no existiría, punto. Los toldos rosas y verdes me ven llegar a la oficina, corriendo, son las 9, no es tarde pero es tarde, otra vez más.<br />
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La bondadosa lux matinae se va desvaneciendo junto con mi optimismo y el futuro vuelve a adueñarse de mi con todo su peso y su velocidad y me lleva de un piso al otro a la computadora al pasillo a la presentación que debo diagramar y enviar para su aprobación y a la propuesta y a los costos y a la junta de las 12 y cuando volteo ya estamos de regreso en la oficina y son las 2 de la tarde y estoy a punto de compartir mi paraíso zen secreto, mi hora de la comida y o bento con la consultora estrella de la tarde, mientras hablamos de mis anteriores trabajos, de sus anteriores trabajos, de relaciones humanas fallidas y otras cosas. Pausa. Te verde. Pagamos y corremos a la junta de las tres, con sus correcciones y sus cambios y el ya casi le atinas pero todavía no háganle sutiles cambios —en realidad rediséñenlo todo, hagan el doble y cobren la mitad de ser posible. Desolación por falta de esperanzas y claridad y peso mental y anímico y saber que me llevara horas desfacer el entuerto y otra vez estoy en el futuro que se vuelve presente cuando empezamos a platicar de las posibilidades creativas en este caos y de pronto y de la nada nos interrumpen y mi interlocutor se va. Broooom.<br />
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De nuevo, aterrizar todas las ideas, organizar la estructura. Meticulosamente. A mano. Casi de manera artesanal. Tratando de evitar que se le vean las costuras a la décima reparación del mismo saco. Pensando también que de donde salieron esas ideas pueden muy bien venir otras más, que es sólo cuestión de tiempo e inspiración para que aparezcan, si tan solo tuviera alguna de las dos todo sería más fácil. Hojeo el libro que usamos como referencia. Tomo dos frases. Lo cierro. Las escribo. Ilustro. Otra frase. Invento un nombre cualquiera para bautizar las invenciones del día. Sigo peleando con la hoja de detalles del proyecto que ahora tiene tres columnas y aparentemente poca lógica intrínseca. Dejo de pensar. No por quererlo. Es que el cerebro está agotado. Me prometo escribir como recompensa. Valiente zanahoria. Lo que querría es un Jack & Coke helado a mi derecha. Sólo hay café de la máquina. Sirvo. Sorbo. Bebo.<br />
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Apagan la luz en las áreas comunes del edificio justo en el minuto en el que estoy saliendo hacia el pasillo de servicio por el que hay que escaparse cuando sales tarde, como los ladrones, como el personal de limpieza, como a todos aquellos a los que hay que esconder. Otro taxi me espera sin saberlo en la avenida y me traerá de vuelta a casa, donde R habrá llegado recién, agotado, somnoliento, acosado. Los perros están más felices que nunca de verme. A los gatos les da un poco lo mismo. Me pongo a escribir esto como quien se impone un deber doloroso pero satisfactorio. Como los corredores de distancia, que tienn que demostrar que la energía les rinde por una milla más antes de llegar a la meta. he llegado, dos horas tarde. No importa. Los ojos se me cierran y es hora de terminar este día, con los perros castigados y los gatos dormidos y R durmiendo antes que yo por primera vez en meses. Yo me quedaría dormida en el sillón, de nuevo, como todos los días, pero no. Voy a acostarme.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-24209547923473294952011-06-15T22:58:00.000-05:002011-06-15T22:58:39.071-05:00Somos lo que hacemosSomos lo que hacemos. Algo así estuve leyendo últimamente en alguno de los múltiples textos que he hurgado en la semana. Me hace sentido, tal vez porque soy más concreta que abstracta (y sin embargo tengo mi ladito abstracto, por eso escribo). Me gusta esa impresión de que nuestras actividades nos definen y nos delimitan. También me hace sentir ganas de preguntarle a medio mundo (incluyéndome a mí): ¿Qué me dice esto que haces de quién eres? ¿Qué haces con esto que estás haciendo?<br />
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El existencialismo siempre me encantó. Ahora estoy queriendo volverlo a ver con buenos ojos, pensando justo en este concepto de la identidad que se va construyendo a través de la actividad, de lo que hace tu día a día.<br />
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¿Qué dice de mí lo que hago?Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-63269480835653303392011-05-21T11:49:00.001-05:002011-05-21T11:49:35.919-05:00CrisolDespués de 32 años, estar, al fin, segura de lo que significa mi nombre. Ya no sólo la historia de su recorrido, sino la verdadera palabra raíz, la que me origina.<br />Nombrar es crear. ¿Habrá sido mi nombre un componente del destino forjado? Sin duda. <br />Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-35633711921703357902010-10-28T03:03:00.005-05:002010-10-28T03:15:17.150-05:00The end is the beggining is the endLo logré. Creo que ya pasó el bache de querer dejarlo todo y salir corriendo. Ahora viene la avidez, la emoción desenfrenada de quererlo todo al mismo tiempo: desear demostrar todo aquello que esta empezando a crecer en mi cabeza, iniciar cosas nuevas, más grandes, mejores.<br /><br />Después de haber pasado por esa temporada en la que extrañaba mucho ser quien fui hace un par de años, creo que me ha llegado el momento de asumir que soy quien soy ahora. No puedo ser nadie más, nada más que esto en este instante. Lo divertido es que una vez que lo asumo, me gusta y me llena de cosas.<br /><br />Pienso en esta tarde, la más importante que he tenido a nivel profesional en varios años. En lo divertido que fue (y lo estresante y tensionante también). En lo mucho que he aprendido a disfrutar mi entorno laboral, sobre todo cuando pasó de ser un área a ser un universo en constante movimiento. Viajar con otras personas, trabajar hombro a hombro con compañeros de otras áreas, hacerme de amigos nuevos; de pronto descubrir que están apareciendo sueños que antes no tenía y que probablemente me lleven a sitios que ni siquiera imaginaba.<br /><br />Eso hace que me cuestione mi vida personal, también. Y asumir los múltiples cambios en mi vida personal da como resultado encontrar nuevas personas que me hacen feliz cuando comparto tiempo con ellas. De pronto, mis amigos de la maestría se vuelven el tipo de eje que sólo se crea en la universidad, pero los de la universidad son tan antiguos y queridos como los de la prepa, y los de internet se salen de ahí y me abrazan y escuchamos música juntos y se saben mis chismes mejor que nadie.<br /><br />No sé. Creo que ésta que estoy reencontrando se empieza ya a sentir feliz de ser. Ahora toca trabajar por que dure...Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-72357353816359009382010-06-23T01:35:00.004-05:002010-06-23T02:04:05.285-05:00RetazosAparecen de pronto. Generalmente, cuando estoy cansada, tuve un día pesado o simplemente traigo cargando una depresión que me niego a tratar en terapia (llevo casi un mes prófuga, sólo porque siento que esto no es algo de lo que pueda hablar, porque el grupo no acaba de ser lo mío, ay, chin, ya lo dije, lo siento). Son esos trozos de pasado sin resolver que se quedan atorados, como los jirones de ropa que la protagonista de la película deja atorados en las espinas de los arbustos mientras huye por el bosque —y que después servirán para rastrearla.<br /><br />De repente me llegan correos de gente a la que hace tanto que no veo que ya no sé cómo hacerle para iniciar una conversación con ellos (sí, me casé, qué pena que no fueron a la boda, no, no planeamos tener hijos en los próximos 20 años, por cierto, qué grandes están los tuyos, sí, sigo trabajando en lo mismo, me voy a comprar un nuevo celular, ¿sabes?); o me manda mensajes la amiga a la que corte hace dos años por inequitativa (mucho escuchar sus broncas siempre iguales, muy poco acompañarme) y que parece que no se ha dado cuenta de que la desaparecí, de un plumazo, después de casi 10 años de estar ahí para ella.<br /><br />Eso se me da bien: desaparecer. Tengo cierto talento para salir de la vida de la gente, con un portazo o similares; a veces basta sólo un discreto deslizarme por entre las piernas de izquierda actor y puf, no hay más de mí. Me inquieta mi capacidad para cortar lazos, para dejar ir, para esfumarme, un poco como esos personajes de Auster que un día, sin más, deciden dejar atrás lo que conocen, a quién conocen, y empezar (o no) en otro sitio. <br /><br />He soltado amarras tantas veces, de tantos puertos, que cuando regreso y descubro que lo que dejé ya no existe, que las cosas han cambiado, han crecido o desaparecido, no puedo evitar una sensación de pérdida que generalmente tendría que haber estado ahí la primera vez (pero nunca estuvo). Hacer de stalker en las fotografías de alguien a quien también, desincorporé (y de quien me desincorporé), leer sus historias, descubrir que sus tumbos siguen estando ahí y que —de algún extraño modo— me encantaría enterarme de ellos de primera mano, pero al mismo tiempo ya no quiero regresar...<br /><br />Mi cabeza tiene muy claro por qué me fui en cada caso. En algunos, el corazón me traiciona y le da por extrañar, inclusive (a veces, sólo en ciertas ocasiones) a quienes me lastimaron profundamente. Ese vivir del pasado, de las emociones que estuvieron y que ya no están, me tiene totalmente tarada a últimas fechas. Es como si no pudiera con mi presente y me muriera de ganas de regresar a mi historia conocida, a ese hipotético tiempo en donde debí de haber sido más feliz (o eso parece que creo, ignorando el dolor, las costras, los raspones y esas otras cosas).<br /><br />Ya no estoy para ser la figurante que traté de ser; ya tampoco estoy para ser la súper intelectual, la ilusa enamorada de Ícaro, la ingenua y entusiasta estudiante de comunicación, la freelance que luchaba por sobrevivir por si misma en la ciudad, la mujer que coleccionaba corazones rotos por consigna. Quisiera (quiero) ser capaz de vivir en mi momento, este presente en donde soy profesora, comunicóloga, diseñadora sin talento, esposa, propietaria/<i>roomate</i> de 2 gatos y un perro, amiga de mis amigos (por recientes que sean). Quiero ser capaz de mantener mis lazos presentes, sin atorarme en los retazos que perdí en la huida que emprendí para dejar de ser quien era y empezar a ser quien soy (qué complicado y paradójico)...<br /><br />Pinches neurosis.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-27195144382622514802010-05-21T15:40:00.003-05:002010-05-21T17:00:39.935-05:00The smol picshurEstoy convencida de que toda crisis trae implícita su oportunidad de crecimiento. También me gusta pensar que la vida es tan difícil como uno insiste en hacérsela (y tal vez, sólo tal vez, por eso tengo tan guardada a mi bitter tan querida y tan frecuentemente cínica y deprimida y ácida y demás). Así que la crisis de los 30 tiene aparejado el asunto de quién planeo ser el resto de mi vida, ahora que soy joven pero ya no "joven" sino "adulta".<br /><br />Si en algo es cabrona la vida es en esto de los aterrizajes. Ahorita, de plano, me enfrasqué en unas buenas semanas de "Quién soy, qué hago aquí, a dónde voy y para qué" de no me chingues. Todo lo que se desató en enero y febrero se fue acomodando (de manera muy incómoda) en abril y lo que va de mayo. Lo peor fue la caída de veinte de que ya estoy muy vieja para niña prodigio (otra vez el fantasma de la <b>soberbia</b>, verde él, me persigue de cerca) pero que aún estoy joven como para decir "ya me acomodé y ya qué". La pregunta sabia de mi terapeuta fue: Ok, si ya te diste cuenta de todo lo que no vas a hacer, ¿qué sí quieres hacer? ¿En qué te ves?<br /><br />Una de las respuestas está, por supuesto, en mis viernes por la noche. He sacrificado las salidas con amigos, dormir más, pasear temprano al perro y esas cosas (todas ellas buenas) por regresar a la docencia con alma de desesperada. Ahora, maestría. Mi materia, por supuesto. Lo primero que descubrí es lo mucho que me balancea dar clases, contra lo desbalanceada que me hace sentir a veces mi rutina cotidiana. Otra cosa es recordar la sensación de sobrevivir una semana entera haciendo todo lo demás que <i>debe hacerse</i> para dedicarle 2 horas maravillosas a lo que <b>quiero hacer</b>.<br /><br />No es que mi identidad visible de día no sea entrete: es que tiene cosas que me gustan (analizar, sistematizar nuevas metodologías, integrar números e <i>insights</i> en un todo coherente) y cosas que de plano nomás me matan de a poquito (qué dramática, pero díganme si la felicidad está encerrada en hacer cotizaciones, presupuestos, registrar las horas laborales al día... bueno, a lo mejor la felicidad de alguien más sí, la mía —tristemente— no). Integrar esos dos lados en una semana de 5 dias, 9 o 10 horas por dia, se vuelve un desgaste tremendo.<br /><br />He sido afortunada. Pasé de lamentarme a imaginar qué puedo hacer con los limones que me dio la vida (tengo un par de doses y no mucho más). Dejé de lamentarme por <b>mi</b> circunstancia inmediata, y me he colado en la circunstancia de los demás. Ahora estoy tratando de entender cuál es mi papel en la "big picshur", en vez de dar vueltas en círculos tratando de encontrar toda la satisfacción en el reducido espacio de mi cubículo laboral.<br /><br />Está el <a href="http://www.icat.org.mx">instituto</a>, está la docencia, está Olga. Están mis amigos, los libros (mis amigos los libros, también). Está un proyecto de vida quw quiero empezar a delinear, ojalá que con la ayuda de quienes están a la mano. Si no, habrá que autoayudarse sin libros de gurús de por medio. El único gurú que sigo es al que dijo la famosa frase:<br /><br /><blockquote>El infierno de los vivos no es algo por venir; hay uno, el que ya existe aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Hay dos maneras de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de dejar de verlo. La segunda es arriesgada y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacer que dure, y darle espacio.</blockquote><br /><br />Hay que dejar de hacerse infiernos, y empezar a construir en aquello que, a todas luces, no es infierno. No dejarme jalar a los infiernos particulares de otros. Y, como decía el buen mal poeta, "no salvarme".<br /><br />Estoy toda llena de buenos propósitos para mí. A ver cuánto me duran, pero espero que suficiente como para que se note ;)Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-57561904195086782392010-03-29T18:58:00.000-06:002010-03-29T18:58:00.914-06:00La venganza del hijo prodigioHa sido un tema recurrente en mi vida en el último par de meses (de semanas, en realidad). Navego por la vida con bastante de girl scout, cediendo el paso, cumpliendo mus obligaciones, resistiendo una y otra vez. Doy las gracias, pido las cosas por favor, le sonrío a los desconocidos y saludo a los perros en la calle. Mantengo el aspecto de buena ciudadana, diríase.<br />Y, sin embargo, admito sin el menor pudor que toda la vida he conservado abierta la herida del hijo virtuoso no reconocido, de ese molesto idiota que se pasa la vida haciendo bien las cosas para sólo ser mencionado el día que incumple el tácito contrato de perfección: la maldición de ser el "hijo prodigio" en la parábola del hijo pródigo. La soberbia absoluta, pues. <br />Creo que en general me mantengo buena y cuerda porque sé que el día que decida darle rienda suelta a mi ira, haré que estalle el universo entero. Esos momentos del día que dedico a soñar en la revancha de los buenitos son un tesoro auténtico, un remanso puro de desesperanza y odio. Prepárate, mundo: bitterberri está de regreso. <br />Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-37281268468247487652010-02-26T17:32:00.002-06:002010-02-26T18:20:23.999-06:00Espacio-tiempoMe lo había advertido mi asesor de tesis: cuando empieces a trabajar vas a dejar de escribir. Y sí, maldita sea. Aunque las letras están ahí flotando en mi cabeza todo el tiempo, la verdad es que no logro hacerme espacios para escribir. Tengo un personaje que me ronda la cabeza, varios poemas, este blog estacionado... Nada. El cansancio es más fuerte que yo. Bueno, el cansancio y Olga, que me esta haciendo descubrir que ser mamá de un cachorrito es muy absorbente (todavía no tanto como de un bebé, pero sí más que ser mamá de dos gatos). <br /><br />O encuentro tiempo para mis letras o voy a terminar por perderme a mí. Eso creo...Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-62860161888382952552010-02-17T01:26:00.000-06:002010-02-17T01:26:00.275-06:00Mil disculpas...Pero ya me cansé. Ya no quiero. De veras, mi querido monstruo interior, estoy hasta la madre de ser la niña de los dieces, la aplicada. Basta ya de ponerme por delante, la primera en la fila de las víctimas propicias, de ser la indispensable, la buena, la que dice sí porque es de mala educación decir que no y después escupe, maldice y patea.<br />Basta. No importa cuanto intente obtener la imposible aprobación de mi boleta llena de dieces: mis esfuerzos deben ser míos y por mí. Deja de hacerlos cosa de alguien más, de ese padre de la adolescencia al que nada parecía complacerle suficientemente. Ya no quiero enseñarle mi boleta a nadie, no quiero que nadie me aplauda (excepto yo, a veces).<br />Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-1323913238686867062010-01-21T00:31:00.001-06:002010-01-21T00:37:51.829-06:00Ohana - Familia<a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm7Euj5t-p4gGtHSCyvXSyq2mXBySIemAnTWpI_tEjtilYa60FnJcAwm-b_D1CRNDd8ggvBlZxNq7pB10BPbY5B84CgC6jfIwuWz3T3GIMPgR_v6flvFjhyphenhyphenBXrGCpKRD5dvrH1PEBxnEI/s1600-h/100_0100.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjm7Euj5t-p4gGtHSCyvXSyq2mXBySIemAnTWpI_tEjtilYa60FnJcAwm-b_D1CRNDd8ggvBlZxNq7pB10BPbY5B84CgC6jfIwuWz3T3GIMPgR_v6flvFjhyphenhyphenBXrGCpKRD5dvrH1PEBxnEI/s320/100_0100.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5429078384671432098" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZMR0ovjq0kiQWloILiDGK03DvLxIjVFVgs36hW67oYfwqw3D_WCQSBh_jZ20KD9KOix4nFEOrqIkDflYxegEEZQgq_1m7PJesSDlpn3uVsK_rGJP-BnTlGJbs2Nte-j2k-1LeZSBs-as/s1600-h/IMG_0585.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgZMR0ovjq0kiQWloILiDGK03DvLxIjVFVgs36hW67oYfwqw3D_WCQSBh_jZ20KD9KOix4nFEOrqIkDflYxegEEZQgq_1m7PJesSDlpn3uVsK_rGJP-BnTlGJbs2Nte-j2k-1LeZSBs-as/s320/IMG_0585.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5429078373061383138" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhs7uRCOWkiKT3N1NKHZaurBVqclNh_hI4x6MLAtQRhUXBF0sYSd4ezabRmh03z5UP1hMj5_aU7-wfrhN9Foko8UeR936XFzIocvPeSYXBfRu40LLJWT8nNi3WxkWTYdRU5o2udBfy33s/s1600-h/IMG_0578.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 240px; height: 320px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhs7uRCOWkiKT3N1NKHZaurBVqclNh_hI4x6MLAtQRhUXBF0sYSd4ezabRmh03z5UP1hMj5_aU7-wfrhN9Foko8UeR936XFzIocvPeSYXBfRu40LLJWT8nNi3WxkWTYdRU5o2udBfy33s/s320/IMG_0578.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5429078371897741314" /></a><br /><a onblur="try {parent.deselectBloggerImageGracefully();} catch(e) {}" href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6YuQeL0cC0XVvgD1mhlMMs66sfVY3omF7f5SZhwn3waiaSJNK-KYOfG-MrSfhd74s7lhmhuBammeqT53TXswWs8lr_MdNmjPcrQKpR6ao5h69m3tnPBqsc_wMH_tvTmunco2BihwtIjo/s1600-h/IMG_0473.JPG"><img style="display:block; margin:0px auto 10px; text-align:center;cursor:pointer; cursor:hand;width: 320px; height: 240px;" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh6YuQeL0cC0XVvgD1mhlMMs66sfVY3omF7f5SZhwn3waiaSJNK-KYOfG-MrSfhd74s7lhmhuBammeqT53TXswWs8lr_MdNmjPcrQKpR6ao5h69m3tnPBqsc_wMH_tvTmunco2BihwtIjo/s320/IMG_0473.JPG" border="0" alt=""id="BLOGGER_PHOTO_ID_5429078365736637634" /></a>Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-24193197321124944412010-01-03T21:46:00.001-06:002010-01-03T21:54:46.936-06:00Enero 20-10El inicio de año me pesca de treinta y uno al fin, con un nuevo integrante en la familia (Olga Tlayuda, una ilustre perra callejera que salvamos de la muerte en una gasolinería y ahora nos paga destrozando la puerta del baño y nuestro corazón a punta de chillidos en la noche), recién desempacada de Oaxaca, estrenando gadget (un emocionante iPod touch, que tiene todas las ventajas del iPhone sin la desventaja del teléfono) y redescubriendo las desventajas de rentarse por un sueldo mensual. En resumen, aterrizando en la vida real, con tres mascotas, un marido, un departamento que ya nos queda chico (y por lo tanto, una casa que buscar) y muchas cosas por definir en mi eterna búsqueda.<br /><br />No sé si le pasa a todo mundo, pero yo vivo haciéndome preguntas. Nunca estoy segura de que mi vida sea ya y de manera definitiva lo que yo quiero que sea; siempre hay algo que dejé incompleto, o que me gustaría explorar, o que repentinamente aparece frente a mis ojos y hace que se tambaleen las decisiones hechas con tanto cuidado. De pronto viene ese asunto de recordar la advertencia de mi asesor de tesis: "En cuanto empieces a trabajar vas a dejar de escribir" (cosa que, por lo demás, este blog atestigua en forma silenciosa).<br /><br />Es la docencia, es la escritura, son mis lecturas, las vacaciones que estuvieron a punto de ser recortadas, la falta de tiempo para buscar una casa en diciembre (y ahora la absoluta urgencia de hacerlo en enero). Me emociona lo que hago, pero también me emociona lo que hacía —y peor aún, lo que podría hacer. Mi vida es ese continuo de posibilidades inexploradas o abandonadas.<br /><br />¿Qué sigue? El trabajo, lo de siempre, una mudanza, habituarse al ritmo canino (profundamente distinto al gatuno, que era mi ritmo). Empezar a hacer planes para estudiar la siguiente cosa. ¿Cuál es la siguiente cosa? No estoy segura. Una profesión liberal. Algo que justifique mis lecturas, la escritura, tener una vida portátil en unos cuantos años (cada vez menos, antes era a los 50, luego fue en 15 años, ahora me debato entre los 10 y los 5 con una intermitencia que sólo podrían explicar las mareas hormonales). En resumen, redescubrirme parada en la mitad de mi vida.<br /><br />Oaxaca tiene mucha culpa, pero no toda. Revisar en dónde estaba hace un año (antes de entrar a trabajar), qué hacía, lo mucho que me gustaría trasplantarme a otro modo de vida, cuánto extraño a mis amigos —desde que trabajo las oportunidades para vernos son, para variar, cada vez más escasas—, al mismo tiempo que quiero formar un patrimonio, garantizarme un futuro, estabilizar mi familia. Creo que a esto se podrían referir con la crisis de los treinta: tardía, incompleta, no tan históricamente terrible como se supone que es, pero aquí está.<br /><br />Eso, y un perro que llora antes de dormir porque quiere seguir en mis brazos.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-53410202406624795512009-12-11T21:28:00.005-06:002009-12-11T21:34:39.087-06:00Me gustaría aprender...Me gustaría aprender a escuchar a mi cuerpo:<br />Comer cuando tengo hambre<br />Dormir cuando tengo sueño<br />Caminar (o no) con rumbo a mi destino<br />Llorar cuando no tenga más remedio<br />Reír cuando el pecho me revienta en trizas.<br /><br />Pero pasa que me encuentro disociada<br />y me encuentro escribiendo cuando habría que llorar<br />gritando cuando habría que callar<br />sonriendo cuando una serpiente me muerde por dentro<br />conservando el aliento cuando el vértigo avanza<br />fingiendo ser navaja cuando soy sólo nada.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-66775210885015496862009-10-25T23:20:00.003-06:002009-10-25T23:32:52.372-06:00Es fácil...Es más fácil no volver a escribir. Es fácil negarse al dichoso vicio, a la vocecita esta que insiste en tomar la pluma, el teclado, la libreta. Es más fácil admitir que no hay tiempo, que estás muy cansado, que necesitarías ponerle más dedicación que la que te dejan las múltiples tareas cotidianas.<br /><br />Es mucho más fácil negarte, volcarte en el twitter, decir que no estás inspirado y que la verdad, la verdad, que escribas o que no da exactamente lo mismo. Total, el tiempo que no le dedicas a las letras se lo puedes dedicar al trabajo, a los amigos, a la familia, a ver películas, a lo que sea.<br /><br />Y sin embargo, aquí vienes de nuevo, a martillar el teclado, a dedicarle unos minutos a la obsesión que crees que te alimenta. Ilusa tú. Ya deja de escribir, abandónalo todo.<br /><br />(Neh, nunca fui obediente a las ordenes de la realidad. Menos ahora...)Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-39602226103509794862009-10-13T01:57:00.004-05:002009-10-13T02:19:08.132-05:00Viaje disolventeHacía años que no viajaba tanto en un mes. Estoy redescubriendo cómo afecta eso mi sentido de la pertenencia y la permanencia, cómo modifica y moviliza cosas en mí que a veces no tengo idea de qué son.<br /><br />Estoy por primera vez en años a Monterrey. Admito que extraño en cierta medida esa ciudad que tan bien llegué a conocer después de terminar atrapada en ella en más de una ocasión. Extrañaba el clima estrafalario que es calurosísimo y después lluvioso y a los 15 minutos helado y luego lluvioso de nuevo...<br /><br />Esta ciudad fue el hábitat de <a href="http://bitterberri.blogspot.com">bitterberri</a> más que ningún otro lugar. Fue en una salita de computadoras del hotel más socorrido por mí en ese entonces que bitter se hizo conocida, empezó a interactuar con el mundo y que adquirió un rostro y una personalidad. Monterrey pudo haberse transformado en mi ciudad si las cosas con la <i>Agencia del Mal</i> no hubieran ido de mal a peor a terrible progresivamente.<br /><br />Recuerdo que cuando inauguraron las nuevas oficinas aquí, yo había venido a una presentación de resultados y, sin deberla ni temerla, me tuve que quedar un día más, sin una muda de ropa, en el hotel pederísimo en el que se hospedaba el director general. Recuerdo la semana aquella en que se cayeron las sesiones porque llovió y tuve que esperar 3 días más, con ropa de otoño chilango en pleno invierno regio.<br />También recuerdo la sensación triunfal de la primera presentación de resultados, y nuestro festejo con museo y cabrito. La mejor comida de ese año en el Pangea. Hacerme de una rutina que incluía nadar, hacer caminadora y después salir a caminar al centro. Aprender a moverme en metro y llegar así hasta el Parque Fundidora. Recorrer la Macroplaza, el museo de historia mexicana, el marco. Las citas de trabajo que duraban todo un día. La oficina en la que nadie esperaba mi regreso.<br /><br />Ahora estoy en un hotel que probablemente no existía la última vez que vine; trabajé en una salas que con toda certeza tampoco existían cuando trabajé aquí. "Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos". Me asombra tanto mi soledad de aquel entonces, esa libertad infinita que me daba tener un único lazo afectivo no tan fuerte con el mundo. Esa época de mi vida en la que todo sonaba posible. Mi último episodio depresivo menor (al menos suficientemente fuerte como para acabar en terapia por primera vez).<br /><br />No tener conciencia de mi soledad me daba alas. Ahora esa misma soledad me produce miedo, nostalgia, compasión. Esa extraña que no tenía ni un gato, que vivía sola en la ciudad, sin otra liga emocional que dos amigos cercanos que sin embargo tenían una vida con su propio ritmo (finalmente acabaría por separarlos). Quisiera pasar una semana en Monterrey, como entonces, pero al mismo tiempo me aterra pasar tanto tiempo lejos de R, de los gatos, de T y de N y de Pixel y de P y de E y de tantas otras iniciales que se le han añadido a mi vida en los últimos tiempos...<br /><br />Viajar me libera, pero me disuelve tambien un poco, como si fuese azúcar que se dipersa al entrar en contacto con el agua. Esa persona que sólo existe en los aeropuertos y que no soy exactamente yo me espera dentro de la maleta, me recuerda que tuve un galán aeronáutico, y ahora que soy más bien terrestre escucho el tren pasar frente a mi habitación de hotel.<br /><br />Son otros tiempos, definitivamente. Otros tiempos, otras personas, otras causas y efectos, otro azar el que me trae de nuevo aquí —y a la vez no—. Sigo siendo yo, mi maleta, un boleto de avión de ida y vuelta, una reservación de hotel, la cama enorme que no me dice nada, nadie a quien tocar durante un par de días. Regresar a mi vida habitual se siente un poco más como resurrección y menos como éxodo. Tal vez es que viajar activa mis genes deambulantes: Sara, Zoraida, esa mujer que camina en mi sangre desde siempre jamás y no se para por nada ni por nadie (ni por mí).Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-19227917320938769472009-09-15T11:37:00.003-05:002009-09-15T11:40:32.636-05:00El país de los cínicos(Había yo prometido que no me iba a meter en política nunca, jamás, en un blog. Pero la verdad es que ya me cansé de sentir tanta indignación y sólo echársela encima a mi marido. Ahí les voy)<br /><br /><a href=”http://www.eluniversal.com.mx/notas/626586.html”>"El gobierno no puede vivir en la ficción"</a> Gran frase. Sobre todo viniendo de personajes que ganan más de 100 mil pesos al mes, sin contar las prestaciones y beneficios adicionales (choferes, seguridad, gastos reembolsables).<br /><br />Señores: el gobierno <b>YA VIVE</b> en la ficción. Cualquiera que gane un sueldo de ese tamaño y crea que un salario mínimo da para vivir, <b>YA ESTÁ</b> en un país que para el resto de nosotros (los que nos tronamos los dedos para sacar las cuentas del mes, los que no tienen para salir adelante, por más que trabajen como locos, seis dias por semana, diez horas al día) no existe. Y nosotros tampoco existimos para ellos.<br /><br />¿No se da cuenta Carstens que lo que dice es una muestra de su gran, gordo y abundante cinismo? ¿Deveras cree él que es necesario que los secretarios de estado (como él) ganen lo que ganan? No es necesario eliminar puestos de trabajo de la base (su amenaza): Lo que es realmente necesario es que los cínicos, zánganos que viven de nuestro presupuesto, ganando más de 100 mil en un mes, hagan un acto de contricción y sean menos descarados. <br /><br />¿Por qué no han recortado sus sueldos, las dietas de los diputados y senadores, sus gastos personales reembolsables? Porque han sido, son y seguirán siendo unos cínicos. Ya basta.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-91774115525881570862009-09-10T01:27:00.004-05:002009-09-10T01:57:56.655-05:00Centavo a centavoPara no variarle, muchas cosas. Entre ellas, que me estoy dando cuenta del enorme bien que me hace haberme clavado en un proceso intenso de autoconocimiento. En segunda, que este proceso esté ocurriendo de múltiples maneras, con diferentes participantes y perspectivas. La tercera es muy intensa: no podría hacerlo sin los grupos en los cuales trabajo. Tanto mis compañeras en la terapia (donde todas tenemos una guía hacia la cual mirar) como mis compañeros en la capacitación del <a href="http://www.icat.org.mx">instituto</a> son, en gran medida, copartícipes de muchos de los centavos que me han caído, me caen y seguramente me estarán cayendo en fechas próximas.<br /><br />No sé. Como que remover los fantasmas del pasado desde una perspectiva más clara, más inteligente, menos solitaria, ayuda. Es increíble saber que a alguien más también le salvó la vida <a href="http://es.wikipedia.org/wiki/Viktor_Frankl">Frankl</a> y su sutil pregunta "¿Por qué no te has matado?"; que no soy la única con ciertas fobias (y filias), que mis obsesiones son, en algunos de los casos, compartidas (y en los mejores, hasta útiles resultan para alguien).<br /><br />Estoy aprendiendo a estirar mis límites. Es curioso no saber en este preciso momento de mi vida hacia dónde me llevará esto, pero empiezo a descubrir rutas que no recordaba, o que consideraba clausuradas, o de pronto descorrer la neblina y distinguir —justo en ese rincón que ya había olvidado— otra posibilidad.<br /><br />Estoy intensita. Admito que este post sólo tiene la intención de servirme de descarga emocional, de vertedero de ideas que me están dando vueltas y, que si no escribo, no me dejarán dormir (lo sé, las conozco). Creo que el cierre del ciclo de la certificación en consejería se está transformando en un catalizador para cerrar muchas cosas que no estaban bien puestas, acomodar empaques y válvulas, ver que necesita esta maquinaria para funcionar más y mejor en todos los sentidos. <br /><br />Conocerme más (y poner ese conocimiento en función de tener la posibilidad de hacer algo por otros) está resultando una aventura bastante digna. También, es cierto, este cierre es la materialización de la posibilidad de tener parte de mi vida y tiempo de regreso: he dejado dos o tres o diez proyectos y amistades colgados, por falta de iempo y energía. Me siento, exactamente, como un resorte en su punto máximo de compresión: a punto de entrar en una expansión enloquecida que terminará en muchos, muchos saltos. Ya veremos en dónde reboto y hasta dónde llego (creo).Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-82481153536333665552009-08-31T18:04:00.004-05:002009-08-31T18:53:19.193-05:00Feliz día, señor blog...Por fin, después de 6 años de tener blogs en los que escribo a veces sí y a veces no, logré recordar que hay un día al año dedicado a ellos. Me parece mucho más adecuado en este año, cuando el "mundo blog" está mutando, está reabsorbiéndose y dejando ir usuarios rumbo a FB, rumbo a Twitter o de regreso a sus cabezas y libretas...<br /><br />Este altar se ha transformado en una actividad esporádica, pero que disfruto enormemente. Creo, inclusive, que lo disfruto más que a bitter: en aquél la fascinación era tener lectores por primera vez y ver qué reacciones causaban mis letras. Recuerdo la temblorina de manos que producía juntar 10 comentarios, uf. Aquí el asunto es mucho más personal; estamos en confianza, de pantuflas y con un gato en el regazo, diríase. Ya no importa la cantidad, sino la fe de quienes vuelven a pesar de todo.<br /><br />He ido abrazando y soltando diferentes experimentos de escritura. Por ejemplo, hace unas semanas me cuestionaba la existencia de "Más de cien motivos", y llegué a pensar en borrarme de ahí. Ese ya no es mi blog, lo que está ahí escrito ya no son mis letras (supongo que las de nadie entre todos los que alguna ve colaboraron y luego fueron abandonando el proyecto así, en silencio). Lo dejé por un principio simple: respeto a los repositorios. Sigue siendo un espacio con comentarios cada dos semanas en sus posts más populares (no entiendo por qué); si a alguien le hace sentido, adelante. Creo, igual, que en algún momento terminaré por dejarlo ir.<br /><br />Lo mismo ha pasado con los blogs que leía. Hace dos semanas me cayó el veinte de que muchos de los blogs que seguía y estaban en "mis favoritos" han dejado de actualizar. Con algunos la circunstancia ya está al límite, de otros todavía tengo vagas esperanzas. En vez de abandonar, decidí que necesitaba encontrar nuevas lecturas: me he dado cuenta de que los géneros propicios al medio me gustan mucho (la crónica, el relato corto, la columna de opinión) y sí, resulta necesario darles vueltas al menos cada tercer día.<br /><br />Siento —se nota— un cambio en la relación con los blogs. No sólo en la mía, en la de todo mundo. Creo que dejaron de ser el juguete de moda, o el experimento práctico. Un poco lo que decía <a href="http://orsai.es/2008/11/una_charla_sobre_la_muerte_de_los_blogs.php">Casciari</a>, que desaparecen los bloggers y quedan los escritores. Y a veces también desaparecen los escritores, que regresan a su escritura privada y sin escándalos. Valoro mucho a quienes se quedan, a quienes descubro, a quienes ya no puedo leer pero que alguna vez decidieron compartir sus letras. A los que las compartieron y luego las dejaron como papalotes enredados en las ramas del árbol.<br /><br />Van, pues, en honor de quienes se han quedado o han aparecido de nuevo, las recomendaciones-felicitaciones del Día Blog:<br /><br />1. <a href="http://stellaerrans.blogspot.com/">Stella errans</a>: Diana es, creo, de los poquísimos amigos virtuales que conservo del blog anterior. Es una mujer extraordinaria, que además cuenta con la virtud de escribir y traducir poesía como se debe. Su blog es una muestra de lo que es y de los ases que tiene bajo la manga. No sólo disfruto su blog, la quiero.<br /><br />2. <a href="http://raxxie.com">Imaginemos, imaginemos</a>: me da pena admitir que recién hace unos días di con el blog de Raquel. Digamos que cuando Alguien dijo "hágase el blog", ella llegó y empezó a escribir(se). Lleva, pues, mucho rato escribiendo, y haciendolo cada vez más y mejor. Tenía mucho tiempo que no disfrutaba tanto una lectura en línea, considerando, también, esa lectura como extensión de la persona. Ha sido un gusto dar con ella.<br /><br />3. <a href="http://capricestfini.blogspot.com/">Capri, c'est fini</a>: este fue mi primer blog de "aventura absoluta". No llegué ni por recomendación, ni por amigos en común... Llegué saltando de blog en blog, y me quedé. Admito que lo leo en bloques (dejo de leer un rato, espero a que se junten 5 o 6 posts y ya después me los aviento todos de corrido), pero eso se debe, sobre todo, a lo variados que son y a que disfruto saltar de uno a otro. Una isla para encallar sin remordimiento.<br /><br />4. <a href="http://escenaskene.blogspot.com">Skene</a>: que sí, es como el papel de celofán: de colores pero transparente, envuelve las cosas pero deja verlas. Me encantan sus fotos, pero también sus posts, su gato, la forma en la que asume la aventura en la que ha transformado su vida... Me acuerdo de ella mejor que del conciertito en el que la conocí :)<br /><br />5. <a href="http://nfgraphics.com">Nice Fucking Graphics</a>: mi debilidad por el diseño es evidente, y la que tengo por los datos y cosas curiosas también. En este sitio se reúnen las dos cosas con bastante gracia, y además de llenarme el ojo han contribuido a mi formación <i>extramuros</i>. Estimulante de múltiples maneras.<br /><br />Bueno, también felicito a mis demás amigos con blog, a los que lo han dejado morir, a los que no están seguros de si van a seguir escribiendo, a los que sólo leen, a los que comentan y a los que no. Feliz Día Blog, blog...Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-75496527522612202782009-08-28T01:29:00.001-05:002009-08-28T01:30:00.528-05:00Cosas que disfrutoDespertar con un gato en los pies, otro en el costado izquierdo, y R al oro lado de la cama. Darme tiempo para leer un buen libro (o dos) en semanas de caos absoluto. Mi trabajo (aunque me robe más, mucho más de 40 horas a la semana). Mis amigos (aunque no los vea, cortesía del maldito-bendito trabajo).<br /><br />Poner mi ex libris en los tomos nuevos. La nostalgia molesta de las 12:54 am cuando estoy a solas en la casa. Tomar un taxi y tener tiempo para leer. Escuchar mi música. Estrenar un par de jeans.<br /><br />Un buen puro una vez o dos al año. Una copa de vino. La última taza de té del día. El regaderazo de la mañana, después de una larguísima noche de insomnio. Descubrir nuevo material de lectura. Dar con la idea que no encontraba desde hace días. Reírme con (y de) mi gente. Haberme vuelto dueña de mis silencios.<br /><br />Tener 5 minutos para escribir. Dejar que gente que aprecio lea los textos que más trabajo me cuestan. Ver dormir a Lola mientras escribo en la computadora. Pensar en mis exalumnos con una extraña mezcla de cariño, nostalgia y culpa por abandonarlos.<br /><br />Disfruto mi vida, vaya que sí.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-6601002159206585345.post-85619327373909141472009-07-11T10:47:00.002-05:002009-07-11T11:06:43.491-05:00CierresDespués de muchos jalones, gritos, semanas de angustia, noches de desvelo, sábados enteros de frustración, risas, desayunos escolares y retos seminsuperables (como crear, por enésima vez en mi vida, una empresa... chale, como si no hubiera estudiado para LAE) por fin, terminamos la maestría.<br /><br />No estoy segura de qué siento. Por primera vez en casi dos años, las 24 horas que corren de que salgo de la oficina el viernes a la hora correspondiente del sábado me pertenecen. Y aunque ya tenga un mes de haber salido, sigue sorpendiéndome la sensación de libertad que me produce ya no tener que ir a la universidad, viendo lentamente cómo se desmorona el afecto que en algún momento le pude tener a la "augusta institución". También extraño ver todas las semanas a mis compañeritos, las platicas de libros y sociología con el ilustre asesor, y dedicarle doce horas una vez al mes a escribir mi tesis.<br /><br />En fin. Ya sólo falta juntar el dineral que hará falta para titularme, y eso se volverá el requisito central del próximo año. Es cuestión de pagar mucho por el certificado total, otro tanto por el examen profesional <i>and even more</i> por los trámites de cédula y título. Eos sí: después de eso ya seré "Maestra". Excelso. No sé. Mientras más lo reviso en retrospectiva, estoy segura que aprendí mucho de mis compañeros, de mi asesor de tesis y de dos maestras (tal vez 3). De ahí en más, el resto fue el requisito para obtener el grado que avala lo que he leído por mi cuenta y aprendido en el trabajo en los últimos 5 años.<br /><br />Ese es un cierre. El otro es que el próximo jueves, más o menos a esta hora, me caso (dirían los pesimistas: por primera vez). Tampoco sé decir cómo se siente; después de un año de vivir juntos, de un muy entretenido "noviazgo intensivo" de dos años y medio (cuento ahí, por supuesto, la cohabitación), de "la primera cita más larga de la historia", cuatro gatos, tres departamentos, una casa, tres trabajos, al menos tres proyectos de trabajo en conjunto (unos con grandes resultados y otros no tanto, pero siempre como equipo que se complementa), muchos libros y peliculas y (sorprendentemente) pocos pleitos, como que casarse tiene algo de "paso inevitable", pero también de "puente" y de tomarse de las manos para caminar (qué cursi).<br /><br />El compromiso ya lo teníamos puesto. Casarnos da el pretexto para reunir a la gente que queremos en torno de nuestro propio festejo, el de darnos cuenta de que, como diría R, "encontramos interlocutor". Hasta el momento, esto ha sido una larga y entretenida conversación. Raro en mí, no escucho esa voz que le dice a todos mis planes: "¿No la estarás cagando?". Esta vez no.<br /><br />En una semana, habremos hecho público lo que sabíamos en privado. Eso es un cierre.Coppeliahttp://www.blogger.com/profile/12150268168728266742noreply@blogger.com2