25.5.07

De la mala publicidad

Pues yo me acuerdo que cuando todavía estaba en la Agencia Inamovible, durante una junta con todos los "colegas moderadores", empezamos a discutir qué publicidad era "buena" y "mala". Yo lo afirmo con saludables dosis de sarcasmo, porque finalmente creo también que "en gustos se rompen caras" y es difícil afirmar categóricamente que algo es "bueno" o "malo" dentro del medio, más bien considero que existen cosas que funcionan y se comunican mejor con los posibles consumidores, y cosas que van para un público distinto y funcionan de forma menos efectiva. Para hacer más claro mi punto, tres ejemplos:

1. La-la-la-lata: Una campaña multipremiada, de altísima recordación (salió hace años y sigue siendo un referente en el mundo de la publicidad). Si alguien no la recuerda, cantaban "la-la-la-lata" durante el comercial, en el que un enano vestido de marinerito bailaba, y cerraban con la frase "Para la lata más conocida de México, cualquier publicidad es buena". Sí, Jumex. Mhmmmm... Pues a mí me divertía el numerito, muy kitsch y creativo y todo, pero en realidad al público tradicional de Jumex (amas de casa) el anuncio entre que las sacó de onda y les resultó grotesco. Pero no nada más a las amas de casa, en realidad como que mucha gente "no entendió el chiste" y aunque se acuerdan de la campaña, cada que alguien la menciona ponen cara de "guac". Y sin embargo, como ya dije, multipremiado, y suficiente como para construir una reputación en el medio. Moraleja: lo que funciona con creativos puede no funcionar con públicos. Jaja.

2. Internet para pubertos: En un anuncio de Infinitum, sacan a una madre mexicana recogiendo la recámara de su hijo, un adolescente harto típico. Mientras ella le dice las usuales "recoge tu cuarto, nunca sales, te la pasas pegado a la computadora, bájale a la música", él traba conversación con el público, a partir de la premisa "mi jefa no entiende nada". Una escena típica de adolescente, pero en vez de que lo piense, nos lo dice. Profesores de la universidad en donde doy clases y moderadores por igual detestaron el anuncio. En defensa del mismo, diré que todos ellos son (o tienen edad para ser) padres de familia. Como yo no, me parece un comercial irreverente pero entretenido, que le habla a los pubertos en su nivel y le dice a los papás que necesitan comprender el uso de internet de sus hijos para no estar fuera de onda (expresión tan retro que la saqué de un museo). Claro que si en los adultos causó esas reacciones de rechazo, quiere decir que el mensaje no estuvo bien planteado de entrada... porque finalmente los "paganos" (papás) tienen más o menos la edad de los censores que me conseguí. Claro que, al igual que todos los censores, estos trabajan a través de la premisa "a mí no me afecta, pero seguro que hay a quien sí". Moraleja: tomarse toda afirmación Cum grano salis... con un poquito de incredulidad.

3. Todo el rollo: Este post en realidad se originó por la campaña de la que quiero hablar ahorita: el papel higiénico que "entiende todo el rollo", con ese asunbto burlón de "Hombres: cuando vean el cartón café, es hora de cambiar el papel higiénico". Recuerdo a LA Moderadora (hasta escribe su opinión en revistas y casi nunca estoy de acuerdo, y miren que me cae bien la mujer) mesándose los cabellos y diciendo "¿¡Pero en qué estaban pensando!?" Chale, me da pena admitir que estaban pensando en gente como yo. A mí esa campaña me hizo cambiar de marca, nada más porque me resultó simpático el enfoque. Sí, yo soy de las que se quejan porque los hombres no entienden que el papel de baño no nace por generación espontanea, hay que cambiarlo. Sí, yo soy sarcástica al respecto de la poca duración del rollo en cuanto entra una presencia masculina a escena en mi baño. Me da igual lo pachoncito y resistente, ya estoy en la categoría de compra que superó a Suavel y Delsey... Así que mi decisión estaba entre Regio (que ahora decidió que el papel higiénico es cosa de alta tecnología y a mí me parece una reverenda mamada), Pétalo (equis entre los equis, con un perrito muy chistoso que a mi no me hace ni cosquillas), Charmin (y sus osos cursis y sus aromas más cursis y sus corazoncitos aún más cursis, guac) y Angel Soft (que tiene un punto de vista sarcástico, joven y entretenido sobre el papel de baño, y que no saca ni ositos ni perritos ni niñitos en el anuncio). Sobra decir por qué me hizo click. Entré a su página de internet y sí, le hablan a mi estilo de vida y a mis inquietudes (no de la mejor manera, todavía no está tan logrado... pero es un intento). ¡No sólo las mamitas abnegadas y eficientes usan papel de baño! Moraleja: Todo el mercado en realidad no es todo el mercado.

Ah, y ya se me había olvidado: publicidad mala, sólo la del doctor Simi, y con todo y todo bien que jala gente. Así que ya ven.

Y eso de escribir sobre publicidad me gusta... creo que empezaré a hacerlo más seguido, así que resignación, mis animados lectores.