3.12.07

Las sumas que soy yo.

Uno, me aventuro, es los libros que ha leído,
El Quijote animado, los libros de leyendas, las fábulas de Monterroso; Doce cuentos en contra, El nombre de la rosa, el libro de la imaginación. Rayuela, La vía del tarot, Mitologías, los cuentos de sufíes; Ciudades invisibles, La odisea, Alicia en el país de las maravillas, los cuentos de Cortázar, las novelas de Auster (Mr. Vértigo más), la poesía de Neruda y de Sabines.El mundo de Sofía.

la pintura que ha visto,
Los exvotos de iglesia, los graffittis en la calle. Cuatro o tres de Remedios, dos o tres de Leonora. El cuadro de Miró que sólo es blanco y negro y dice "azul" a lápiz. Rodolfo Morales. Chagall que nunca ha sido en vivo, el libro de Matisse que le robé a mis padres; los cuadros de Dalí que vi hace mucho tiempo. El Centro Cultural Arte Contemporáneo. El marco en Monterrey. Ese Monet que vi de cerca cuando niña. El beso, de Gustav.

la música escuchada y olvidada,
La Zarzamora y la extrañeza que le producía a mi bisabuelo que yo me la supiera. Turandot. Mi abuela arrullándome con versos que nadie más recuerda. Al final a dúo con mi papá. Payasos. Drume negrita cantada por R. La primera vez que escuche una ópera (no recuerdo cual). Mi vals. Leticia Servín lo mismo que Kiss y Carlos Cuevas igual que los Ángeles Azules. Sabina y Serrat mientras los dos llorábamos y comprendíamos que estábamos hechos para estar unidos. Glenn Miller y mi abuelo. Message in a bottle. Los discos de Sandwich en mi adolescencia. Las canciones que escribí cuando era niña y que cantaba sin saber recuperarlas.

las calles recorridas.
Guanajuato bajo la piel. El alma y mi abuela en Veracruz puerto. Puebla a solas. Las plazas centrales de Morelia y Pátzcuaro, y San Juan Parangaricútiro, sin calles ya. Coyoacán. Av. Tamaulipas; Alfonso Reyes, Luz Saviñón, Torres. La calle de mi escuela. Santa María Regla (ora pro nobis). San Miguel de Allende. Taxco y el asma progresiva subiendo por mi pecho. Jardín. Golfo de Campeche. Lauro Aguirre. Tacuba. Lago Viedma.

Uno es su niñez,
El Morelos, los scouts, mis lecturas. Los dibujos de mi abuelo, las manos de mi abuela, los columpios de su casa. Mi papá jugando, haciéndome reír. Los salones de clase de la universidad en la que fue maestro. Mi mamá siendo público de mis historias. Los recortes, los dibujos, las muñecas de papel. Las Barbies,también. Muñecos de peluche y amenazas de asma. Agujas de acupuntura, mi almohada azul, mis primos que corren alrededor del patio. Mi hermano en bicicleta. Las colecciones de todo en general, los álbumes de estampas. Las crayolas Carmen. Los Pitufos, Mazinger Z, jugar a Cleopatra en el patio del colegio.

su familia,
Mi hermano, mis primos. Mis padres, el Chato, mi Tita, el abuelo que nunca conocí pero que fue maestro. Mi tía la que se perfumaba con Ma Griffe y me consentía de cabo a rabo. MI tía la independiente, que se transformó de un polo a otro en algún momento de su vida. El tío que es profesor cuasiemérito, El Diablo. Mi tío, casi mi abuelo. Toda la tiada de las navidades. Mi tío el que baila, y sonríe, y abraza y le cambia la vida a la gente y organiza fiestas de disfraces. Mi bisabuela. Mis tíos los del aniversario 50 de casados y sus ojos al bailar uno con otro. Mi abuelo Heriberto, que la vida me repuso muy a tiempo. Mis tíos adoptivos del lado paterno, que son una presencia constante aunque poco frecuente. El abuelo Fernando, que me diría "reaccionaria peligrosa", y la abuela Beatriz, que tocaba el piano aunque nunca la oí. Mi Galleta malvada.

unos cuantos amigos,
Sin orden ni concierto, sin más motivo que haber dejado algo: Britania, Roberto Carlos y Carlos Alberto, Enrique, Jorge Arturo, Vania, Luz, Desirée, Gustavo, Piolo, Eduardo, Erick, Liliana, Tania, Karina, Mónica, Paos, Marco, Luis, Gabriel, Marina, Noé, Paola, Roberto.

algunos amores,
R sobre todos. A, que me enseñó lo que era ser amada. El niño del kinder que no me miraba. I, que puso ante mis ojos lo que quería tener antes de tiempo. Ray, que en encuentro y desencuentro me enseñó a sanar y lo tristes que son las heridas siempre abiertas.

bastantes fastidios.
Trabajar en oficinas. Haber estudiado administración. Hacer filas. Llenar formatos. Cargar pilas. Olvidar las cosas. Tratar con pendejos. Obedecer reglas sin sentido. Tratar con el gobierno. Que quieran mangonearme. No encontrar nada en la tv. Que el internet no sirva. Estar bloqueada. Perderme una peli. Dejar un libro a la mitad. La gente pretenciosa. No encontrar lo que quiero. Obsesionarme con cosas inútiles. Que mi gato me despierte a punta de maullidos. Llegar tarde. El tráfico pesado.

Uno es una suma mermada por infinitas restas.

Esta soy yo. Le paso mi recién inventado meme de cumpleaños a Monique, si tiene tiempo. Si no, ya lo amé suficiente.

29.11.07

De Sergio Pitol

En El arte de la fuga:

«Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas.»

Coincido en muchos de los puntos del maestro de R (si quieren conocer la trayectoria intelectual de alguien, averigüen la de su maestro, ja. El mío está siendo R). Prometo, como obsequio de cumpleaños, hacer mi propia lista de sumas.

Y ustedes, queridos no-lectores, ¿cuál dirían que es la suma que les da forma?

25.11.07

Otra pregunta inútil

¿Alguien sabe cómo se hace para escribir 25 textos en 4 días y al mismo tiempo ir a un concierto y estudiar la maestría y tener dos comidas y dormir aunque sea un poco?

16.11.07

¡Cómo cambia la gente!





¿Alguien me puede dar la receta de Zeta Bosio?

13.11.07

El poder del batallón Juan Pérez.

R. me contagió. Resulta que ahora, como yo estuve acá, pero con la preocupancia (o preocupansia, que sería una mezcla de preocupación y ansia) de que les fuera bien y de que llegaran y de que... ya saben, Coppelia Angustias en pleno, no hallaba qué hacer. Después de mi clase, planeaba ir a dormir a casita, a apapachar al gato y a tronarme los dedos esperando que se reportaran. Quiso la vida que no durmiera yo.

Cuando iba de salida, me toparon dos alumnos muy acongojados. Creí que querían asesoría y ya los había mandado por un tubo, cuando me aclararon que lo que necesitaban era un automóvil más para llevar las cosas que se habían reunido en el centro de acopio de la universidad. Chale... “¿estaciono el carro enfrente de la puerta de acá?”

Una hora para llegar al centro de acopio. Igual ya no me daba tiempo para depositarle dinero a R (se dio cuenta hasta el último minuto de que las camionetas tienen la pésima costumbre de consumir gasolina y se fue con poquísimo dinero...) así que ya daba lo mismo lo que hiciera. Y lo que hice fue quedarme horas.

Cuando bajamos las cosas al centro de acopio, descubrí un hormiguero. Más de 100 personas poniendo manos y tiempo y fuerza física en organizar y verificar el acopio; más o menos lo que ya había hecho en casa pero en versión Pantagruel, con un patio lleno de alimentos y una calle bordeada hasta los topes por agua. Y como ni me gustan los retos, me quedé.

Trabajé allá todo el fin de semana. Viernes, sábado, domingo, lunes... Hoy me toca descansar y mañana también porque hay chamba en la agencia; el jueves tengo clases mañana y tarde (y aprovecharé para hacer tareas y calificar exámenes). Pero el viernes vamos de regreso. Y supongo que el sábado. Y el domingo, y así hasta que se termine la ayuda.

Hay mucha gente y muchas cosas. Han salido montones de trailers y diario hay voluntarios de todas las edades que verifican caducidades, organizan los víveres en cajas y costales, cargan camiones, empaquetan, arman cajas, etcétera. Desde niños de 6 años hasta señores y señoras de 70 pasaditos, cada quien tiene una chamba que empieza antes de las 9 am y termina hasta que llega la última donación y se va el último camión (después de las 9, a veces hasta después de la 1 de la mañana).

R regresó y me contó que lo que sale de acá llega allá. Fue a un albergue, en el que mi suegro está trabajando de voluntario. Las cosas no están nada fáciles, pero parece que al menos en lo que depende del gobierno estatal y el ejército se está haciendo todo el esfuerzo posible (Nunca creí decir algo bueno de los militares, y héme aquí... es que esa es la mejor función que pueden tener en México, ser cuerpos de rescate. Y los prefiero haciendo eso que haciendo lo que los gringos en Irak).

Me sorprende poder pensar bien de la gente, o al menos hacerlo a ratos. Después de muchos trailers enviados, las cosas caducas son 40 cajas (no dan ni para llenar una camioneta de 3.5 toneladas, pues) y los voluntarios están al pie del cañón. Gente como Carmita, como doña Leonor, como Lulú, como los Luises, como Roberto, como todos esos a los que no les veo el nombre pero de quienes recibo bultos y a quienes les paso latas y bolsas y jabones y demás... Somos Juanes Pérez, al final de cuentas.

Lo único que espero es que hagamos más conciencia. No son ni 100 ni 200 los damnificados, y no fue poco lo que perdieron. Hablamos de alrededor de 1’000,000 de personas, que perdieron entre todo y casi todo, y de un estado que acaba de ver como sus animales y cosechas se fueron al agua...

Espero seguir viendo pasar bultos y camiones por muchos días más. Espero seguir llegando a casa agotada y polveada y con los dedos cubiertos de curitas y las manos negras y las piernas con moretones de costales. Espero que los demás Juanes Pérez formen batallón de donantes y voluntarios.

¿Y ustedes ya hicieron acopio?

9.11.07

431 l; Praha.

Ah, qué día tan raro. Empezó a las 12 de la noche, subiendo botellas de agua a la camioneta. Después, clasificando víveres. Pañales acá, latas allá, avienten la ropa al fondo que hace bulto, medicamentos en esa caja, no puedo creer que manden tanta basura vencida (y aún así fue una bolsa pequeñita, contra una caja entera de cosas útiles... casi lloro cuando vi los antihipertensivos, tan difíciles de conseguir y en tan grande cantidad). Contando botellas de agua, al fin que cada litro es alrededor de un kilo, hay que distribuirlos correctamente en la pick-up...

431 litros.

3 camionetas prestadas por la pura buena voluntad de ayudar. Las 3 retacadas de ayuda: desde 1 sobre para saborizar agua, hasta 20 cajas de antihipertensivos, o 20 pares de sandalias, o 300 frascos de Gerber.

Yo (que no le tengo fe a la gente) hoy me tragué mi habitual pesimismo. Como bien dicen: un pesimista siempre puede sorprenderse agradablemente.

Después de intentar dormir 4 horas, de pie de nuevo para terminar de cargar y alistarnos a las 6.30 de la mañana. Georges y R se fueron, yo soy la encargada de cuidar casa y perros en ausencia. Los dos señores adicionales, qué bendición. Y el amigo de Georges que no contestó el celular en toda la noche de ayer sólo porque no quiso decirnos "no puedo, lo siento" (ojete... no por no poder, sino por no avisar).

Pegar los carteles hechos ayer y hacer nuevos carteles hoy para que las camionetas sean identificadas como ayuda y puedan pasar. Preparar café para todos. Esta mañana ni dio tiempo de tostar el pan, sólo de untarle mermelada. Besos y abrazos, buena suerte y Dios los acompañe y esas cosas. Y 4 ojos aguados, porque no somos cursis pero lo disimulamos muy bien.

Y después, correr a toparme con mi amigo el Prófugo Berlinés. Año y medio después de su mirada de tristeza y un DF que lo ahogaba, hoy es un feliz residente de la CEE, con trabajo estable y un piso en Berlín. "No planeo regresar en un buen tiempo a México, al menos no a vivir". Le concedo toda la razón: su independencia y sus sueños estaban del otro lado del charco.

Y una taza de peltre esmaltado, que dice "Praha" y tiene a un gato caminando por los tejados. "Es la ciudad europea que más me gusta", me dice él, después de haber visitado 20 países, "París tiene un lugar especial, pero Praga es... no sé. Tienes que ir".

Una hora para ponernos al día, para quedar otra vez tan amigos, es como habernos visto ayer, qué raro...

Después, a la escuela, a dar clases, a mi "vida habitual" (si es que tengo algo como eso).

MI corazón va rumbo a Tabasco, y segura estoy de que R pondrá en el trayecto aquella famosa canción de su tío y llorará por el edén perdido... qué duro.

A quien lea este blog: ¿Ya mandaste ayuda para Tabasco?

5.11.07

Gente que se roba ideas...

Pues efectivamente, mi abogado me mandó por un tubo. Siendo así, va el chisme completo:

Me dio por googlear a uno de mis odios pertinaces. Para mayores señas, a mi exjefa Medusa, la directora y dueña de "prestigiada revista de cultura light". Quería saber si mi lista seguía siendo una de las primeras coincidencias de su nombre. Bueno, pues resultó ser la segunda... la primera era un artículo que publicó en la revista de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación (amai) hace como un año... (y que pueden leer aquí)

El artículo en sí no sería problema, si no fuera porque toda la primera parte se "basa" (es un decir, en realidad es un resumen del estilo que mis alumnos sacarían de un libro que no han leído) en un artículo que yo escribí para la revista Algarabía —que ella dirige—, 4 números antes de empezar a trabajar para ella. O sea, que alegremente decidió que el material que yo había enviado como colaboraración voluntaria y no pagada para su revista, se había transformado en material de su propiedad por el que se puede atribuir créditos y no citar a la fuente original...

Hasta donde yo me quedé, el derecho de publicación que ellos tenían era:
1. para el artículo completo
2. con la redacción que yo aprobé
3. dentro de la revista Algarabía
4. publicado con mi nombre

Ahora resulta que no sólo me tuve que tragar el hecho de tener que publicar bajo pseudónimos mientras formé parte del staff, para "que no parezca que toda la revista la escribimos las mismas personas" (y entonces mis felicitaciones se las quedaban Beatriz Williams de la Torre, María Magdalena Buenrostro Hernández —que ni se apellidaba Buenrostro, pero a la dueña no le gustaban los apellidos normalitos—, Ariadna del Paso y otros...) sino que, según me dice mi abogado de cabecera, tengo que resignarme a que la doctora en lingüística que decía que yo era una facha y poca cosa ahora agarre mis materiales, les quite pedazos y se los acredite.

Según el Lic, las leyes de derecho de autor en México son una mugre, y el proceso legal sería laaaaargo y costoso. Que puede tardar hasta 10 años, y mientras tanto ella puede hacer mil truquitos para evitar el pago. Así pues, que debería de sentarme y ver como Doña Medusa se apaña las ideas de otros (no creo que mi caso sea el único, carajo).

Pues... como lo único que tengo en mis manos es este blog, escribo mi testimonial:

No envíen colaboraciones a la revista Algarabía, o háganlos firmar un papelito en donde quede BIEN claro qué con los derechos de su texto.

Da mucho coraje que se atribuyan el trabajo de uno...

31.10.07

¿Valdrá la pena?

Sé que no tiene ética alguna ni principios (¿cuáles?)
Sé que sus únicos fines son económicos (y narcisistas, pues bah)
Sé que es capaz de lanzar mierda sobre mí, mis amigos y parientes.
Sé que estaría enfrentándome de frente con una psicópata terrible.
Sé que es vengativa y rencorosa.
Sé que hay gente que me importa que se vería afectada.
Sé de sobra que hasta el cansancio y el vómito he dicho que la odio y que eso no era sinónimo de hacer algo...

pero...



¿no que es muy talentosa? ¿entonces? ¿por qué se roba mi ideas? ¿por qué se mete conmigo?


¿Lograré convencer a mi abogado y convencerme yo de que es necesario al menos testerearle el teatrito?


Tengo unos cuantos días par pensarlo. Mi marido dice "vas". Yo tengo miedito. Seguro que mi abogado dira "nel". Ya veré...

30.10.07

Además...

Se me olvidó el post sobre el Pasagüero, la crítica de arte y las sospechas de mota en mi sistema...

Ah, y que a lo mejor organizo una super fenomenal cosa que tiene que ver con circo legal, reflectores y pleito, pleito. Si se arma, les aviso. Si no, les platicaré en un post qué pedo con mis oportunidades de hacer valer mis derechos y sacar de quicio a gente que se lo merece... (lo más probable es que no haga nada, ja. Pero bueno, deberé consultarlo con mi consejero legal, chale...)

29.10.07

Posts pendientes

Ya sé que éste no es el sitio de las listas... pero si no hago el inventario, se me olvida. Aquí está:

1. Sobre "madurar es aprender a renunciar"
2. Sobre el concierto del sábado
3. Sobre los amigos
4. Sobre mi ritmo de vida reciente (mostly complaints)
5. Sobre R...
6. Sobre la maestría que estoy estudiando
7. Sobre los cambios del año

Y ya. Así como ven, tengo al menos 7 cosas sobre las cuales escribir, que por una cosa o por otra (básicamente por otra) siguen pendientes. Chale.

¿Que si sigo escribiendo? En mi cabeza, sobre todo. Pero ya no publico ni en el blog, buaaaaaaa. Prometo regresar pronto con alguno de estos temas.

11.10.07

Talla 20...

Hace un año que no trabajo en oficina. Eso quiere decir que mis pantalones de mezclilla pasaron de la categoría "viernes sport" a la de "uniforme de trabajo". Lo siento, soy poco fancy, me gusta andar cómoda y soy la primera mujer en mi familia materna que pudo usar pantalones de mezclilla sin que mi abuela pusiera el grito en el cielo, así que se volvieron parte de mi identidad.

El caso aquí es que mis 5 pantalones fueron sufriendo "las inclemencias del uso". No estaban precisamente nuevos, aunque en realidad tampoco tenían tanto tiempo; los dos que más utilizaba eran de mi época de viajero incesante, y uno más lo compré justo en el momento en que entendí que podía volver a vestirme como me diera la gana y no como me decían en el código de vestuario de la empresa que debía hacerlo. En fin, que uno tras otro sufrieron diversos "accidentes": un zipper roto, desgarros en el muslo, una ruptura indiscreta al lado de la bolsa trasera del pantalón... pa'l gato, pues. Y como no se trata de tener pinta de pordiosero frente a los alumnos, pues algo había que hacer (y no era ponerme diario pantalones de vestir y faldas, por supuesto).

Con el dolor de mi corazón (y mi cartera), decidí sustituir mis jeans por otros menos jodidos. Por supuesto, nada de marcas caras. Por supuesto, no más de 250 pesos por cada pantalón... así, mis opciones se redujeron a 3 o 4 sitios: Parisina Moda, Woolworth, supermercados (de preferencia Wal Mart), Suburbia. Sí, la pura delicia de la clase media y mediajodida, que es en realidad donde siempre me ha gustado comprar ropa (C&A también cuenta, pero es más caro), con la siempre gustada limitante de encontrar algo en lo que quepa este trasero que J.Lo envidia y Salma Hayek copió durante su embarazo...

Emprendí la búsqueda. Primero Parisina, que es descaradamente barato y no saben de cuantos apuros me ha sacado. Un pantalón de mezclilla, 180 pesos. No se le nota. Por supuesto, de mi talla habitual (13/14), y además un pantalón rojo por otros 150 pesos. Hacía años que no tenía pantalones rojos, y me encantan.

La buena vino cuando llegué a Woolworth, ese santuario de los accesorios domésticos feos, las ollas baratas y la ropa de todas las tallas. En Monterrey me sacó de apuros una y otra vez con sus bonitos sweaters de $150 que compraba cada vez que me agarraba el frío, y siempre se ha distinguido por tener tallas, más tallas y tallas extra. Total, que fui con gran emoción y algo de terror, porque uno nunca sabe cuanto puede gastar cuando la ropa está relativamente barata.

Llegué, pues, al cielo de los jeans baratos. Escogí una tercia de modelos, con harta prisa, todos en la misma talla pero de diferentes diseños y marcas. Tomé el primero y más barato (un pantalón que traía como accesorio de regalo un cinturón dorado espeluznante, pero se le podía quitar), me lo puse y subió perfecto... pero se veía fatal. El segundo... misma talla, diferente marca; entró apretado, el corte no me emocionó... pero no importaba: ahí estaba el precioso pantalón de mezclilla oscura, con brillitos en las bolsas traseras (ya saben, yo bien elegante, ja).

Lo tomé del gancho y en ese momento me di cuenta: aunque la etiqueta decía 15, la cintura era mucho más estrecha que la de los otros dos pantalones que ya me había probado. "¡Madres!" pensé, "o acabo de engordar súbitamente o esta marca tiene problemas con sus tallas". Por no dejar, me metí el pantalón en una pierna... luego en la otra... lo subí... y no pasó de las rodillas. Hagan de cuenta comercial de slimcenter. Y lo peor fue que el pendejo pantalón realmente me gustaba, ¡por eso era el del final!

¿Qué hacer? Pues ponerse los pantalones que trae uno desde su casa, en primera. Después hay de dos sopas:
1. hacer de tripas corazón, escoger el que es de la talla que dice que es, decirse al espejo "pinche gorda comegalletas" y llevárselo, aunque se vea fatal. Es lo que se merecen las gordas comegalletas a las que no les quedan los pantalones que les gustan (pierdes un turno)
2. salir del vestidor como si nada, entregarle los pantalones que no te gustaron a la señorita del probador, llevarte el que te gustó y no te queda y buscar en el estante dos tallas arriba. Cambiarlos ahí y llevarte el grande (avanzas 2 casillas)

Ahora tengo un bonito pantalón azul oscuro, con brillitos en las bolsas, talla 19/20. Y sólo yo veo ese dato... y he de confesarlo, me hace feliz.

15.9.07

Life in a cast

Inmovilización. Vaya, no es tan incómodo como suena. Al menos, mi tobillo derecho no lo cree así. La férula está haciendo su trabajo, dándole tiempo a los ligamentos que me despedorré el lunes pasado para que se reacomoden. Todo mundo había dicho que el pie dolería, que el frío, el calor, que no sé que tanto. Pues no. Creo que cortesía del tipo de esguince, lo único que no quiere hacer mi pie es precisamente lo que mejor le impide el yeso: moverse de costado. De ahí en más no duele nunca (a menos que pase demasiado tiempo apuntando hacia abajo, en la posición habitual de un pie; me las he arreglado bien para tenerlo arriba casi la mitad del día).

Lo que fue molesto durante los primeros dos o tres días fue habituarse a las muletas. Mis hombros y mis brazos nunca han estado capacitados para cargar con mi peso. Vamos, ni cuando era una niña raquíticamente flaca y mi padre me decía Popotitos podía sostenerme suficiente como para cambiar de barra en un pasamanos... Ahora, de pronto, toda mi movilidad depende de que mis hombros soporten ser la cúspide del columpio que balanceará mi cuerpo entero hacia adelante. Los dolores más terribles fueron los de espalda y brazos el martes y el miércoles. El jueves ya había perdido mi habitual buen humor, y llevo 2 noches sin ir a mi departamento: tres pisos diario es demasiado esfuerzo.

Aún así, mi mayor dificultad no es física: lo que me ha hecho pedazos en la última semana es la sensación de no poder realizar actividades simples por mi misma, o que éstas requieran mucho más tiempo del normal. Bañarme se ha vuelto una actividad meramente utilitaria, invierto mucho más tiempo en los preparativos que en el regaderazo por sí mismo. Tengo que planear mis movimientos cuidadosamente, porque no se me puede olvidar nada: regresar a la recámara requiere muchos más movimientos de los deseados.

Como el tobillo inmóvil es el derecho, he tenido que olvidarme del automóvil (por muy automático que sea, el bulto que ahora tengo por pie le estorba al acelerador). De pronto, toda mi locomoción depende de la buena voluntad del prójimo. R ha sido un gran prójimo, aunque en realidad parece que estoy terminando con sus reservas de energía y paciencia. Estoy durmiendo en su casa, donde rengueo de aquí para allá.

Es raro. Tanto tiempo peleando por transformarme en una mujer independiente, y ahora que tengo que depender de muchos para todo, no puedo evitar sentirme inútil. Como sea, también me gusta saber que hay gente que se preocupa por mí. Por ejemplo, en la agencia he trabajado como negro esta última semana, pero el equipo ha sido un gran apoyo en todos los sentidos y finalmente me siento en casa. Mi familia aumentada (la niña-gato, A, J, por supuesto R, Xim) ha puesto 200 de energía en esto y se han preocupado por mí hasta el punto de lo inimaginable.

Total, que me falta al menos una semana más. Las muletas ya no son tan molestas, ya me pude pasar un día entero sin analgésicos, y cuando salgo con R nos podemos estacionar en cualquier lado... Algún servicio tenía que prestarnos mi patita, ¿no?

12.9.07

Recién averigüé...

...que mis deseos insoportables de calorías que alimenten mi sexy trasero (como panqué de chocolate y papas fritas y malteada y...) son "producto de millones de años de evolución... de un tiempo donde la glotonería era sana". Eso me pasa por estar viendo documentales en el Once.

Ahora ya me dio hambre y quiero cenar...

Ich mochte nichts.

Ah, para rachita. Digamos que en las últimas semanas nada ha resultado ni siquiera medianamente fácil. Demasiadas cosas fuertes amontonadas, ocurriendo al mismo tiempo, una tras otra. Al menos las muletas no ocurrieron en las dos semanas anteriores, no habríamos sobrevivido. Igual todavía no estoy segura de que pueda sobrevivir a la falta de la primera semana en la universidad, mezclada con un proyecto de dos sesiones y quince entrevistas (yo nada más haré ocho) y un par de muletas para subir y bajar diario de un tercer piso.

Eso y el duelo y los hospitales y la mudanza y... chale. Necesito urgentemente vacaciones, pero no salgo sino hasta diciembre (mediados de diciembre).

Para colmo, Galleta está volviendo a trastornarse. Diablos.

Ya no quiero nada, no juego, ya que me bajen del carrusel, no me gusta!!!!

11.9.07

4 palabras...

Cansancio. This stinks. Auxilio!!

PD: Lazarescu... rumanos... ¡mentira! El señor Lazarescu era mexicano y lo atendían en el IMSS.

7.9.07

Recuento de pesadillas pendejas

pesadilla uno.
Hay una fiesta masiva y fashion (a la que, por supuesto, no estoy invitada) en una ciudad de esas cercanas que sólo existen en mis sueños. Para llegar hay que manejar un chorro, y a mí me encanta manejar. Una tipa que me odiaba en la universidad me pide como un favor super super especial que la lleve, y me recuerda que R (mi R, mi actual señor marido) estará en la fiesta. En el sueño, por supuesto, no es mi hombre, sólo soy su mejor amiga. Y, como es de suponerse, estoy enamorada de él.

La susodicha mega party tiene lugar en una especie de hoteles Holiday Inn y Howard Johnson pegaditos uno al otro, hay un demonial de gente y ningún lugar para estacionarse. La odiosa se baja del coche de inmediato. Yo busco lugar, y cuando al fin me estaciono, corro a darle la sorpresa a R de que estoy ahí, y decido declararle mi amor (si no, ¿para que chingaos fui a la fiesta?). Me pierdo entre todos los pasillos, me topo con salones de clase y cosas muy raras, etcétera. Cuando al fin doy con R, lo topo de la mano de una chaparrita fea como la chingada... y él, con luz en los ojos, me dice que se le acaba de declarar a esa cosa. Lo felicito, hago nudo el estómago y me voy a buscar mi coche, caminando sobre un tapete de pasto artificial del chafa. Despierto.

pesadilla dos.
Tengo mi edad y aspecto actual. Entro a trabajar a un lugar en donde al principio todos parecen amables. De pronto me doy cuenta de que son demasiado amables, de que están siendo amables sólo para molestarme. Entre comentario y comentario, y mientras me dan las instrucciones, las presentaciones y las reglas de la empresa, las cinco mujeres con las que se supone que trabajaría (todas ellas rostros desconocidos) se cuchichean a mis espaldas, se ríen y me miran de reojo, como adolescentes pendejas. Me doy cuenta de que se están burlando de mí, justo como en la secundaria. Despierto.

pesadilla tres.
Traigo puesto mi suéter de cuello de tortuga negro, un collar rojo, aretes largos y gabardina negra. Estoy al menos 10 kilos más delgada. Mi maquillaje se parece al de mis mejores épocas. Me siento cómoda conmigo misma. Es una tarde lluviosa, justo como las que me gustan. Estoy, de hecho, parada en una explanada exterior, como esas de las orillas de algunos centros comerciales. Estoy recargada en una maceta de ésas, las de árboles raquíticos. Tengo la impresión de que fumo, o se me antoja un cigarro, o algo así. De pronto, me abrazan por la espalda. Sonrío. Es José, mi peor exnovio, mi némesis; pero a mí me da mucho gusto verlo. En ese momento comprendo que me vestí para él, me maquillé para él, creo que hasta adelgacé para él. Le doy un cálido abrazo, lo huelo... Trae la gabardina negra a la que yo le cosí el bolsillo, huele exactamente igual que hace 5 años. Se ríe igual. "Me has hecho falta" me dice. "Tú a mí también. No sabes las ganas que tenía de verte" le respondo, mientras le doy un beso en la mejilla. Despierto y tengo la frente perlada de sudor. No puedo volver a dormir.

6.9.07

How's everything going?

Últimamente no hay tiempo para inspirarme y escribir, creo que lo más que puedo hacer es actualizar mi información. Por lo tanto, aquí va la actualización urgente del día:
  1. Jacinto ahora tiene un tubo en la panza, para alimentarlo. Es una cosa rara, porque el gato está enfermo porque no come, y no se va a curar si no se alimenta, pero se niega a comer. Bueno, entonces lo alimentaremos por el único lugar por donde no puede evitarlo: directo al estómago. El pronóstico es bueno (si el alimento hace su trabajo) pero el gato está muy deprimido por estar internado. Sigamos echándole porras, pues... al rato voy a verlo y espero que esté tranquilo...
  2. El departamento ya está tomando forma, aunque todavía se oculta bajo varias capas de desorden. El peor lugar, para no variar, es mi cuarto. Al menos ahora la sala está medianamente habitable, y Galleta ya se siente bienvenida... Ah, y ya terminé de vaciar las cajas de libros (falta vaciar las de dvd's y cd's y las de trastes y tuppers y sartenes y...)
  3. Todavía me falta sacar cosas del anterior depa, pero ya muchas menos que al principio... ayer fue el mayor acarreadero de bultos después de la mudanza. Alcancé la sima del agotamiento (o sea que más pa'bajo ya es rascarle) y creo que dormir hasta las 10 hoy lo compensó de algún modo.
  4. Me dieron menos horas en la escuela. Chale. Ahora que mis gastos se incrementaron, mi asunto con la docencia se pone un poco rudo. Espero que se solucione en la próxima semana, o la presión con el freelanceo será más ruda de lo que parece...
  5. Xim y Galleta se están adaptando bien a la nueva vida, y mi tele se ve mucho mejor (ventaja exclusiva de vivir en el tercer piso)
  6. ¡Ya tengo internet inalámbrico en casa!
  7. Hoy se acaban mis vacaciones, porque mañana voy a aplicar 2 exámenes extraordinarios... ¡Shiales!
Y así es la cosa. Me como un changüis y me voy a ver a Jacinto al hospital... prometo mantenerlos informados.

Adieu, Luciano...




Era la voz con la que él me (en)cantaba por las noches. Ahora ya ninguno de los dos está más.

Al cantante lo extrañaré sobremanera, por esa potencia, esa pasión por la vida. Me quedan algunos discos (nos quedan, a todos). Al otro personaje simplemente lo usé como pre-texto.

3.9.07

Jacinto no va nada bien...




... y estoy triste.


(sí, esto siempre ha sido ese tipo de blog en el que la que escribe habla de sus gatos)

31.8.07

La vida en Torres

(post diferido por horas...)



Pues aquí estoy: sentada en mi sala nueva, en el departamento nuevo. Podría intentar que esto subiera en tiempo real usando la nueva línea telefónica, pero ya no tengo internet de dial-up (y el infínitum todavía no jala, porque tarda tres o cuatro días después de instalar la línea). Y tengo luz, un mueble nuevito en la cocina, con alacena, y al rato (en unas tres horas or such) vendrán a instalar la estufa y mover el fregadero de lugar, para dejarla habitable (es una cocina, como ya bien saben, pequeñita).

Ya estamos a todo vapor. Se siente rarísimo esto de tener una casa nueva, con una sala nueva, y empezar a calcular dónde voy a meter mis cosas y las de mi roomate, y si cabrán o no todas aquellas que pretendíamos tener... Pero por lo pronto, ya cuento con los servicios básicos. Cuando haya contrato prometo dejar de colgarme de la luz de la azotea, y en cuanto tenga estufa conectada, pediré que abran el gas (y luego le voy a decir a la Niña-Gato que si me ayuda a prender el boiler, sin albur, jeje).

Ayer invité a R y a la Niña-Gato, precisamente, a traer el mueble para la cocina y a cenar pizza (y tomar cervezas). Quería inaugurar el departamento de manera extraoficial, antes de la luz, el gas y los muebles, con ellos. Quería ser capaz de recordar ese momento en el que nos alumbramos con veladoras, y comimos “pizza de torta”, y nos tiramos en el piso del departamento vacío y todavía se veía espacio libre.

Esperen a mediados/finales de septiembre (está bien, principios de octubre) para el open house. Les va a encantar.


Por cierto, Jacinto ahí la lleva. Mientras mejor está de salud, peor se pone de humor... Espero que la mudanza lo ayude, en vez de alterarlo: su última salida estresante de la semana ya no será al veterinario, sino a su nueva casa. Ojalá que le gusten los sillones, aunque ahorita que no tiene garritas no creo que importe demasiado... me basta con que se haga bola en ellos y ya. Además, ¡son perfectos para mantener el color aun cuando estén cubiertos de pelo de gato!


Empieza la nueva aventura. ¡Qué emoción!


PD: EL plomero se acaba de ir, después de dejarme la cocina instalada de una manera coherente. Eso quiere decir que ya hay luz, ya hay gas, hay agua, la cocina funciona, y la mudanza llega a LS a las 9 de la mañana del domingo: es oficial, ¡ya vivo en Torres!

30.8.07

Expediente Jacinto

Pues la mudanza estaba a todo vapor (dizque). Todo en cajas, el actual departamento parece zona de guerra, el futuro ya tiene instalada la chapa por mi propia mano, algunas cajas y un par de triques que ya me llevé y coloqué para que pareciera más casa y menos caja de zapatos...

En eso estábamos cuando el desmejoramiento de Jacinto se hizo demasiado preocupante. Ya llevaba un par de semanas adelgazando, y jurábamos que era el estrés de la mudanza; pero cuando el gatito gordito deja de comer, es que hay algo más de fondo. Cuando dejó de ronronear sí me angustié horrores.

Total que el lunes anduve en juntas de trabajo todo el día, pero ya el martes no dejé pasar más tiempo y fuimos a dar al veterinario de confianza. Pruebas de sangre, una noche de preocupación y los resultados ayer: gato severamente intoxicado por problemas en el riñón y el hígado.

Chale, qué angustia...

Mi exgordo favorito (ahora gato huesudo) está en su segundo día de tratamiento. En la veterinaria lo tienen con suero y medicamentos intravenosos, y ya cuando terminan me lo regresan para que coma y duerma en casita.

Antier se veía fatal... ayer mal... hoy amaneció de mucho mejor humor, ánimo y con más resistencia a ir al veterinario. Eso es una buena señal.

Ahora, antes de que me lo regresen, es hora de conseguir al electricista para tener luz en mi nueva casa.


(todo va solucionándose, pues)

21.8.07

¡Pos' posmo, pues!

Por cierto, estoy leyendo un libro que me encantó: Globalización cultural y posmodernidad, de José Joaquín Brünner (Colección Breviarios, FCE, México). No saben la emoción que me produce esa sensación de decodificar la realidad en la que vivo (emoción que, según el autor, es terriblemente posmoderna).

Hagan de cuenta que conforme lo leo, descubro que lo que más odio y lo que más amo de vivir en la época en la que vivo tiene que ver con la posmodernidad. Yo había detestado la etiquetita esa de "posmo", en todo lo sangrón intelectualoide que me resultaba. Pues valió madre, ahora resulta que, como creatura de mi época (a child of my time), he descubierto que no me queda de otra que ser "Totalmente posmo". Vamos, que ya lo soy, pero ahora admitiré que sí, no tengo de otra.

Por cierto, según me escurrió de las neuronas mientras leía, en ninguna otra época de la historia humana pudiese haber existido un fenómeno como los blogs: entre que todos estamos conectados, que creemos que somos importantes (y vivimos viéndonos el ombligo) y que el acceso a los medios para hacernos públicos se han incrementado, ¿cuándo si no ahora?

Leí posturas optimistas y pesimistas al respecto de la influencia de la posmodernidad en la cultura. Yo no creo en la visión optimista, pero el pesimismo es muy poco simpático, jajaja. Digamos que me quedo con el punto de vista de la intermitencia... A veces la cachamos y a veces no.

Ah. Si alguien lee estas líneas y decide que el libro es bueno, o si ya lo leyó y nunca encontró con quien platicar, utilice ese medio tan posmo que es el mail... y escríbame...

20.8.07

En la ruta

Pues ya. Resulta que mi tía siempre sí se echó para atrás, pero el cambio de roommate me sentó magníficamente: ahora, quien vivirá en La Gatera 4 días a la semana será mi hermanita menor (bueno, mi prima) Xim. Con eso de que la universidad le queda hasta el otro extremo de la ciudad, resulta que mudarse conmigo es extraordinaria idea...

Es una emoción rara: no sólo estoy empezando por primera vez de cero (más o menos de cero, siendo sinceros) sino que ahora me toca medio encaminar a mi marciana favorita para esto de la vida independiente. La verdad, está chido. La comunidad local la espera con los brazos abiertos, a ella la asusta pero la emociona el cambio, yo presiento que tendremos algunos roces pero que también servirá maravillosamente para que mi hermana la pequeña se acomode como ma soeur (eso es lo que es).

Además, la emoción de buscar muebles nuevos, escoger mi sala, a lo mejor renovar libreros (al menos uno) y acomodar la cocina (que es funcional, no diminuta). Reacomodar los gastos también forma parte de las tareas por realizar.

Ahora estamos en eso. Todavía no tengo luz allá, pero no urge que me salga de acá, así que da lo mismo. El teléfono ya está en camino, y al rato iré a poner la chapa de seguridad. El domingo espero tener todo listo para que el camión de la mudanza y sus alegres cargadores hagan lo propio.

Me quedaré a dormir aquí hasta que haya luz en mi nueva ubicación... pero aquí ya no es mi casa. Claro que allá todavía tampoco... así que estoy como la India María, a mitad de todo, inclusive de la redacción de un documento enorme (y en vez de eso bloggeo, jaja)

15.8.07

Necesito...

Toda una serie de productos de los que venden aquí.

El nuevo depto...

Ah, pánico, caos y desolación. Será que no me emocionan los compromisos a largo plazo, pero esto de la rentada se está volviendo aterrorizante. Cuando recibí las llaves y llevé a mis progenitores (y fiadores) al lugar, mi madre casi se desmaya con el tamaño de la cocina (chiquitita). Mi hermano, filosóficamente, dijo "ay, para lo mucho que cocinas". MI papá guardó respetuoso silencio (creo que no se lo agradeceré lo suficiente).

Mi tía, por su parte y así de botepronto, odio el departamento y definió la renta como "error" (corregible a un año). Yo ya me pregunto si me dará la renta a tiempo, y si no me la da qué voy a hacer, y cómo haré para pagar renta y gastos corrientes (como por ejemplo el gas, que me cobrarán cada 21 días en lugar de tener que comprar un tanque de 30 litros cada tres meses, jiji).

Si tienen una neurosis caracterizada por sus delirios de anticipación, no hagan estas cosas.

Ya le tomaré fotos al depto con luz de día, para que vean el lugar desde su génesis y se den cuenta de que ahora las fiestas no ocurrirán en la cocina (no hay lugar) y que el baño ya es un baño normal y no un departamento dentro del departamento.

Me emociona... sí. No es jauja (todavía) pero será mi casa por el próximo año. Ya veremos que pasa al transcurrir el plazo, si me convenzo y convenzo a los demás, o si empiezo a agarrarle el gusto a lo de hacerla de gitano (conozco casos, una chava que cada que su contrato se terminaba cambiaba de zona de residencia, y decía que le emocionaba horrores hacerlo). Sé que mi estilo de vida cambiará, pero sí confío en que será para bien.



¿Así será casarse? ¿Como que al principio diga "si me aviento" y luego, ya después de firmar, me empiecen a temblar las patitas? Chaaaaaaaaaaaaaaa... Nunca lo creí de mí, jijiji.



Empecé a escribir nefasteadísima, y ahorita ya me serené a la luz de la luna y creo (conste que sólo lo creo, no es una certeza) que a la larga todo saldrá bien. Ni siquiera sé qué pasará en mi vida en el próximo año, y habrá que averiguarlo sobre la marcha. Un día, una caja, un departamento a la vez. Y dos gatos.

Nomás para avisar...

que ya me autorizaron el arrendamiento. En 12 horas voy a estar firmando mi primer contrato de arrendamiento.



¡Sopas!

13.8.07

De mudanzas y disfraces

De disfraces

Pues el disfraz siempre fue de maestro de ceremonias. Heme aquí:



La fiesta fue divertida, pese a que R Hyde fue (eso no es lo malo) y le dio un telele neurótico-agotamientoso de espanto (eso sí es lo malo), que me llevó de regreso a mis peores ratos de cuidar a A. durante las fiestas familiares porque "se sentía mal" (creo que estar rodeado de gente lo ponía mal, jiji). Por supuesto, no fue una noche fácil, y una mañana siguiente complicada, pero creo que después de hablar y hablar y hablar dejamos claros nuestros puntos y esa "confrontación" parece haber ayudado a que se diera cuenta de que llevaba deprimido más de lo que cree...

De mudanzas

La vida de adulto no es sencilla (creo). Lo bueno es que si algo te da la vida es tiempo para que practiques; si no te sale a la primera esto de ser niña grande siempre te van a volver a atorar, y así en algún momento tendrás que dar el paso a la adultez (es regla).

En fin, que lo de arriba viene a cuento porque voy a iniciar el gran paso decisivo en esto de volverme adulto: mudarme con contrato a mi nombre a un departamento que será más mi responsabilidad que de nadie más. La mudanza incluirá:

1. Tres libreros llenos (y los libros que no tienen lugar)
2. Dos gatos
3. Doscientos treinta y ocho discos compactos (neh, no los conté, pero suena bien)
4. Una cantidad estúpida de libretas
5. Una cantidad aún más estúpida de fotocopias
6. 45 vasos de vidrio
7. Un chingo de ropa
8. Más o menos la misma cantidad de zapatos

Además, habrá que comprar una estufa (Wal Mart a meses sin intereses, o Viana en efectivo, dependerá del precio), contratar la luz, mudar el teléfono y las cuentas. Probablemente ahora sí cambie mi credencial para votar al DeFectuoso... ay, qué miedo.

En un par de días me dicen si el departamento que me encantó puede transformarse en nuestra nueva casa (la de Jacinto, Galleta y mía) o si tengo que empezar a buscar otro sitio en donde vivir.

Lo crítico es que mi tía está queriendo quedarse aquí... pero yo ya dije "me vale" y "me voy". Eso me dejará sin cierta cantidad de dinero, y tendrá que encontrar soluciones rápidas. Confío sobre todo en que se de cuenta de que por separado no podemos tener un espacio propio, y que por lo tanto moverse es sólo el principio de un nuevo viaje.

Las mudanzas también tienen que ver con cambios de vida. Abrí los brazos y dejé ir a una persona que significó mucho para mí durante un cierto tiempo de nuestras vidas. Extraño a las que éramos, no a las que seríamos. Las que somos no saben estar juntas. El viernes dije: "¿deveras?" y me respondí "sí, deveras". Y solté lo que quedaba y me despedí con gusto de la nostalgia. Ni pex.

Siguen siendo años interesantes en mi vida: muchas cosas se definen, me he liberado de mis últimos secretos en este mes, me busco y me encuentro. Dos gatos, una casa, nuestra cama individual, un sofa cama, mi prima como huésped recurrente de los lunes y los miércoles a partir de ya casi...

Lo que descubro me gusta. Lo que se va no hace falta. Lo que se queda es lo bueno. Sigo adelante.

3.8.07

¡¡El disfraz!!

Charros bailarines (de sombrero y en patines). Mi adoradísimo tío Vic organizó una fiesta de disfraces a la cual nos invitó desde hace varias semanas. Admito que me emociona horrores, sobre todo porque si hay algo que me encanta en esta vida es disfrazarme. Sí, soy una ridícula, y qué. Tengo dos pelucas de colores, una boa de plumas, es más, mucha de mi ropa tiene ese espíritu de "¿qué impresión quiero causar hoy?"

Estaba así de alborotada, cuando de pronto R Jekyll nos abandonó y apareció R Hyde. "Me cagan las fiestas de disfraces, son una pérdida de tiempo y dinero, eso de disfrazarse es una estupidez" (repitan conmigo: glup). Bueno, que haciendo de tripitas corazón (y recogiendo los pedacitos de mi algo trizado ego, y de mi algo más roto entusiasmo, y etcétera) le dije amablemente (y conste que lo hice MUY amablemente) que si prefería no ir, que no fuera, que no importaba; igual como Vic es mi tío no andaré sola, estará mi familia: ¡yipiti yei! (léase con el leve dejo de sarcasmo del caso). Chale. Adiós a mi eterna ilusión de ponerme disfraz a juego en una fiesta de disfraces (les advertí que soy una ridícula). Y yo que además soy niña actriz y etcétera. Pobre R, que mal le fue en la tómbola...

Cuando recibimos la invitación, de inmediato la compartí con Paola, mi superheroína de cabecera. Por supuesto que ella se entusiasmó tanto como yo, o al menos me siguió la corriente: "¡Desde que estaba en la primaria y hacían festivales de primavera que no me disfrazo! ¡Sí, vamos!" bueno, puf, qué alivio, deveras que sí. ¿De qué nos vamos a disfrazar? No, pues ni idea, al fin que hay tiempo. Además, no sólo es de disfraces: es temática. ¿Qué cuál es el tema? Sé lo que quieras ser. Demasiada filosofía para dos semanas de gastritis...

Las conversaciones de sobremesa con mis parientes en las últimas dos semanas han girado en torno a los disfraces: mi señorpadre.net será un senador romano (yo se lo propuse); mi hermano usará el de Beetlejuice de la fiesta de Halloween del año pasado, mi prima Xim será Morticia, mi mamá se entercó en ir de monja, aunque todos insistíamos en que hiciera combo con su hermana inseparable (la mamá de Xim) y se disfrazaran de la Guayaba y la Tostada, o de Faustina y Ernestina (famosos personajes interpretados por Anabel y María Alicia Delgado... esta última lo retomó para Alz y Heimer). Creo que ya todos tienen su disfraz...

Pues se nos ha venido el tiempo encima. La fiesta es este sábado... Han pasado tantas cosas que con Paola no he hablado desde el martes (y todo parece indicar que se ensamblará un disfraz de apache), R Hyde ahora me dice que si va (en el remotísimo caso de que así ocurra) estará disfrazado de Contador Público, que es lo mismo que disfrazarse de Psicópata Asesino (porque todos parecen gente normal) y yo... ¡NO TENGO DISFRAZ!

Chale, así como lo oyen. Ya estoy harta de vestirme de flapper de los años 20 (por más que eso me haya granjeado fans en la fiesta de Día de Brujas del año pasado), mi disfraz de Chaplin no funciona sin mi corte de pelo de hace 3 años, Alexander de Large en versión de pelo negro no refleja lo que quiero ser en lo absoluto, y mucho menos mi vestuario militar que sirve más bien para salir de campamento... panic attack... Agréguenle que mi tío ha solicitado mis servicios como Maestra de Ceremonias para el Concurso de disfraces (aaaaaaaaaaagh). Me quiero volver chango (y no en disfraz).

¿Qué quiero ser? No sé, aunque mañana, entre clase de 7-10 am y clase de 5-8 pm deberé conseguir un disfraz barato en renta. Espero no terminar con un disfraz choteadisimo, como de adelita, de charro, de simio o de personaje de película (a menos que sea una chida). Ahora, si tengo suerte, estos son 10 disfraces que podría ponerme (sin ningún orden específico):

  1. Odalisca (panzona)
  2. Princesa medieval
  3. Caballero del siglo XVII (casi XVIII, pero sin pelucón blanco)
  4. Maestro de ceremonias de circo (obvio)
  5. Chica ye-ye
  6. Flowerchild (Hippie, pues... pero no sé andar descalza)
  7. Ama de casa de los 50
  8. Mafalda (pero no tiene chiste)
  9. Artista de circo (ya saben: trajecito de lentejuelas, faldita corta, todo muy shiny, coleta restirada, mucha diamantina en la cara y una gran sonrisa)
  10. Oooooooooooootra vez, de Colombina (aunque los recuerdos me fastidian)
¿Y si en vez de disfrazarme de Colombina ahora me visto de Canio? Jijiji. ¡Deséenme suerte!

31.7.07

E.T. search home

(sorry, no se me ocurrió otro título mejor)

Pues la búsqueda de departamento ya está en la fase crítica. Hemos pasado de 12 páginas con 16 posibilidades cada una, a 16 departamentos pendientes de visitar y 18 teléfonos pendientes de marcar (una cifra mucho más manejable, vaya que sí).

Al día de hoy, por ejemplo, llevo vistos 6 departamentos. Los resultados son los siguientes:

1. El primer departamento: gigantesco. En el edificio se escuchan perros, así que mis gatos no tendrían problemas de vivienda. El único pequeño drama fue que en realidad el sitio no nos lo mostró el de la inmobiliaria, sino que el vecino que se acaba de mudar al piso de arriba nos dejó entrar a su departamento. Me impresionó mucho, para bien.

2. El segundo y el tercero están sobre un eje vial. Sopas. El edificio se ve viejito en la entrada, pero los departamentos están muy cuidados. El mayor problema es que (como buen edificio viejito) tienen unos clósets minúsculos. El de una recámara era, además, oscuro. total, que sólo si la urgencia me orillase a ello.

3. El cuarto me llevó al quinto: visité un departamento que sonaba barato y se veía... pues minimalista. Una sola habitación, estilo estudio. Una cocina de juguete (la ventaja es que ya tenía la estufa integrada) y un bañito respetable. El gran problema es que ni con toda mi buena voluntad puedo meter todos mis tiliches ahí. Vamos, o mis libreros o mi cama, pues. Cuando la portera vio mi cara de decepción, me dijo que el departamento de abajo también lo estaban rentando, y me llevó a ver (o más bien a imaginarme) el otro lugar. Pisos de duela, recámaras de tamaño decente... pero parece Hiroshima, porque lo están remodelando completito antes de rentarlo. Total, que no creo que lo tengan listo para cuando lo necesito.

4. El sexto no tenía teléfono previo, sino que había que llegar y tocar. Pues llegué y toqué. Una señora malencarada se asomó por la ventana y me dijo que de inmediato mandaba a alguien a mostrarme el depto. Cuando me abrieron encontré un patio luminoso... Ah, qué emoción. Hagan de cuenta una privada a la antigüita, con su patio central y todos los departamentos con la puerta al centro. Cuando al fin lograron abrir el departamento, me encontré con una sala comedor de tamaño razonable, techos altos, un baño en excelente estado (un poco furris, con unas puertas corredizas de pavorreales) una cocina con estufa instalada, una recámara pequeña sin clóset (perfecta para el despacho de mi tía, pensé) y una grandota con un clóset gigante (aunque sin puertas).

Total, que emocionadísima subí a hablar con "la tía", que en ese momento estaba agarrando cara de sr mi posible casera (sí, la señora malencarada del principio). Se quejó de su hipertensión y puso cara de "¿para qué me molesta?". Después de que le dije que me había gustado mucho el departamento y que en realidad me encantaría rentarlo y para eso necesitaba saber los requisitos, me los ennumeró con una mezcla de desesperación y espíritu burocrático del bueno (ya saben, ese estilo de "trae este documento, original y copia. La copia me la deja a mi, el original me lo enseña. Trae también este otro documento, original y copia. La copia me la deja a mí, el original..." etcétera...) Cuando ya me había resignado al mal estilo de mi posible casera, hice la pregunta trascendental: ¿puede haber animales en la casa? Cara de desprecio de la posible casera: "NO". Es que tengo dos gatos, y no pienso deshacerme de ellos para mudarme. "Pues no se aceptan animales". Pues ni modo, es una lástima; no tengo modo de deshacerme de ellos. Gracias y que tenga buen día.

En fin, que de mejores lugares habrán corrido a la Galleta y al Jacinto, pus bah.

Mañana tengo cita para ver otros dos departamentos, y si me da tiempo de ver uno o dos más antes de ir a presentar mi reporte semanal, pues mejor. Para el jueves una cita más ya programada y dos posibles (si mi programa me lo permite). De los 6 que ya vi, sólo 1 pasa a finalistas. No importa, todavía tengo que marcarle a 18 más para ver si me convienen...

22.7.07

Notas al margen

No le he hablado al loquero.

Lo de la escuela fue pan comido, nomás llamé y ya.

Preparé la clase, y fui a ver las exposiciones. Están chidas. Hoy termino de calificar sin falta.

El proyecto de la agencia fantasma salió bien.

Cobré en la escuela el jueves. Mañana lunes tengo que ver lo de los cobros en la agencia y en la revista.

Esta semana toca hablar a los departamentos en renta. Oh, emoción.

No he logrado escribir ni tantita ficción, como que tengo las ideas atoradas. Ya veremos cómo corregir eso.

Ayer en la noche me dio un amago de telele. Se me bajó el azúcar, la presión, qué se yo. Pero por eso probé el néctar de ciruela de Jumex, está chido.



Total, que lo que parecía terrible a principios de semana no lo fue tanto. Tengo que poder (creo que estoy pudiendo) con la ansiedad. Está chido.

16.7.07

(espero).

Mi loquero llamó bien preocupado. Dejó recado. No le contesté. Le llamaré cuando esté lista o cuando la ardilla no se resista (espero).

Tengo un friego de trabajo, y de hecho ya ni alcancé a avisar en la escuela que mañana no voy a ir (espero poder pasar mañana temprano para decirles, y que le avisen a mis chavos que "no les aplicaré el examen en la fecha prevista" aunque en realidad lo que tienen que hacer es entregarme un trabajo el jueves, pero ya terminamos el temario).

Quería dar clase el miércoles, pero en realidad creo que no me dará tiempo de prepararla (aunque me esforzaré). No he visto todas las exposiciones que tengo que evaluar (chale). Iré el jueves (espero) para no hacer el ridículo de calificar algo que no entiendo (como odiaba a los maestros que hacían eso).

Acepté otro proyecto de la agencia fantasma (que espero no será como la Caseta Fantasma) y tendré un martes y un miércoles de locura.

No me pagan en ningún lado (vamos, ni en la universidad). En la agencia lo arreglaré al terminar el nuevo proyecto (espero), en la escuela cobraré el miércoles (espero) y en la revista me pagarán el viernes lo que me deben desde febrero (espero).

No he tenido tiempo para hablar con los posibles arrendadores de un nuevo departamento (espero arreglármelas mañana para hacerlo al menos con mi primera opción, el Tranzas ya está en pie de guerra).

Si utilizo una vez más el verbo esperar en la primera persona del presente, gritaré.

¡¡Excelente momento para abandonar la terapia!!

Lo siento, doctor, necesito de nuevo el empuje que me produce la neurosis; la salud mental se parece mucho a la depresión.

Aunque de momento no se lea como debe, creo que sí puedo mejorar por mí misma. Chaaaaaale. Es sólo esa primera inmersión en la realidad sin muletas, igualito que cuando te quitas el yeso de un hueso fracturado... al principio no se apoya solo, y duele y cuesta trabajo y demás, pero no andas con muletas después de que ya estás dos-tres porque si no te atrofias. That's exactly my point about what was happening to me.

(nota mental: necesito volver a escribir ficción. Mi sangre me lo pide, y también dejé la terapia porque desde que estoy en el loquero no escribo... o sea que sí, finalmente mis letras son hijas de mis daños mentales)

11.7.07

¿Qué diosa soy?

¡Eres Psyche!

En la eterna búsqueda de proposito y autoconocimiento.
Eres curioso, creativo y con capacidad de maravillarte.
Totalmente empático, pescas el humor de los demás con gran facilidad.
¡Sólo asegúrate de estar igualmente consciente de ti mismo!


No cabe duda: el tiempo libre es una cosa maravillosa.

6.7.07

Últimas noticias...



Inicié este post con la finalidad de poner una foto de mis dos pacíficos gatos durmiendo uno junto al otro sobre mis piernas, cuando me cayó la noticia. Ya es oficial: debo de mudarme. Ahora sí, sin plazos dilatorios, sin etcéteras. Resulta que en realidad ni departamento no es mio, sino que lo sub sub sub arriendo (o sea que yo lo rento de mi tía, mi tía lo renta del Tranzas y el tranzas lo renta de sus propietarios). Bueno, resulta que los propietarios quieren sacar al Tranzas, y de pasada pues nosotros tendremos que salir de aquí.

La gran ventaja es que conseguí casi un año entre la primera amenaza y la segunda (sí, adivinaron, deberé de mudarme en diciembre o antes) y que ahora ya no estoy tan asustada. La desventaja es que ya vi que mi nivel de ingresos alcanza justo para mantener una renta tan baja como la que pago ahora, no mucho más.

Las opciones, pues son:

a. Seguirme mudando con mi tía, buscar un depto en el que podamos meter casa y despacho en uno, por la misma zona y que salga más o menos en lo que pagamos ahorita (la verdad, la veo factible... pero si me mudo se me antojaría que el depto fuera todo mío...)

b. Mudarme por mi cuenta a un depto más chiquito y barato (me encantaría, pero con mi nivel de ingresos sólo creo poder pagar un pulguero a mitad de una colonia fea fea)

c. Hacer lo que sospecho desde siempre como mi ruta desesperada: seguir como si nada, y en noviembre agarrar mis libros, mis gatos y mi ropa... y regresarme a casa de mis papás (la opción abiertamente pinche, caray)

En fin. Si tuviera lectores, pediría sugerencias. Como no tengo, me las tendré que apañar en la vida real, Chin.


(y como cabe suponer, de todos modos puse la foto de mis gatos, nomás porque me dio la gana)

De la caza

Ay. He de admitir —por molesto que me resulte y por mucho que me haya burlado della mater mea por su adicción al BB— que sí, yo fui fan de Caza de letras. Ahí me tenían, diario, leyendo los ejercicios planteados. A veces me daba por querer iniciarlos, pero estoy bien consciente de que un taller no es sólo para que hagas el ejercicio de escribir, sino también para ayudarte a mejorar mediante los comentarios rigurosos y etcétera. Condenada a escribir en soledad, preferí preparar mis clases (ja). Además, ya había renunciado a la escritura si no era como exorcismo y catarsis (o sea, pura basurita, como este blog).

Pues en suma, que fue entretenido ser público de un taller literario, sobre todo por el microcosmos que representa: hubo aspirantes a escritores de todos los tipos, colores y sabores, desde el estrictamente quejumbroso hasta la edulcorada y sobrecargada de lugares comunes; desde el irreverente disciplinado hasta la que tiene complejo de poeta maldito y sólo va al taller a demostrar su superioridad. El mundillo literario con todos sus personajes e intrigas, pues.

Cómodamente instalada en mi papel de lector, sólo lector, me dediqué a echarles ojo. Tardé semanas en seleccionar a alguien que me gustara tanto como para opinar en su blog, y he de decir que más bien me ganó el hígado (igual que siempre) y terminé haciendo mi primer comentario en un texto espeluznante, de una autora aún peor. Por supuesto, fue recibido a punta de mentadas, porque "quién soy yo para fijarme en esas cosas" (pequeños detalles como texto incoherente o ilegible, errores ortográficos y de sintaxis, etcétera). Admito culpablemente que respiré cuando la sacaron.

Pero decía que tardé en seleccionar a mi gallo; básicamente tiene que ver con el hecho de que esperaba ver el efecto que el taller tenía en el estilo y la prosa de los participantes. Fue entretenido darme cuenta de que ya había tomado una decisión al momento de terminar la lectura de un texto y sentir el "clic" en el cerebro que me produce un buen libro.

Había rumores que prefiguraban como ganador a alguien de la UNAM, radicado en el DF, seguramente estudiante de Letras. De hecho, muchos de los eliminados en el trayecto comentaban sobre esa posibilidad con una certeza absoluta; supongo que es más fácil lidiar con el rechazo cuando supones que no había forma alguna de que el proceso te favoreciera (si todo está arreglado, ¿para qué seguirme esforzando?).

Mi favorita era mujer, escribía raro pero bonito, tenía historias que avanzaban, universos dislocados. No sabía más de ella, ni me hacía falta. Al principio ni la notaba... pero poco después de la segunda expulsión era notoriamente distinta. ¿En qué? No puedo explicarlo. Es sólo la sensación de que las cosas, efectivamente, embonan. Ya no era un "texto de taller", era más bien un cuento, o más bien una sugerencia de ello, o... el asunto es que estaba mucho más cerca de algo terminado, publicable, un texto que ya maduró. Además, la mujer en cuestión agradecía los aplausos tanto como las críticas. A veces las atendía, a veces no: fue muy fiel a sus conceptos, a su propio estilo (ah, porque después de leerla me di cuenta de que tenía una voz propia). "Pase lo que pase, ya ganaste una lectora" creo que le escribí alguna vez.

Con la buena noticia de que en lo único que le atinaron los teóricos de la conspiración fue, al parecer, en la carrera. El recién anunciado ganador de Caza de letras es más bien ganadora, y era mi gallo... y justo hoy, que por fin dieron los nombres de todos los participantes, me entero con todavía más gusto que es veracruzana, y de la UV (alma mater de mi marido y de P, mi amiga la ensayista, y de muchos de los cuates con los que convivo a últimas fechas). O sea que sí, feliz por detectar a la escritora, y más feliz por saber que hay mucho material en una universidad (y una facultad) a la que le he cobrado afecto últimamente.

Y bueno, tal vez sí me de por escribir de nuevo. Tal vez no. Por lo pronto, dicen que el siguiente caza, que empieza en agosto, es de novela corta. No, ps' como recién estrenada lectora de novelas, me apunto a ser público de nuevo, a ver si está igual de entretenido... ¿Participar como escritora? Nel, gracias. No me da para tanto todavía; si no escribo ni cuentos, menos novela corta...

3.7.07

Okey.

Ya decidí que siempre sí quiero ser escritora, pero nomás de ensayos que no sean ensayos y de textos raritos y de artículos de revista. ¿Así está bien o me regreso?

(Me encanta no tener lectores. Deveras. Quisiera tener cuates, pero tampoco sabría que hacer con una vida virtual, ja)

20.6.07

Odio a los limpiaparabrisas

Dicen que a la gente se le conoce por lo que ama y lo que odia, así que váyanme conociendo. No creo que sea motivo de vergüenza afirmar que los limpiaparabrisas son una subespecie humana que no lamentaría ver extinta una mañana cualquiera (imagino salir a la calle, detenerme en el alto de Cuauhtémoc y eje 6 y descubrir que sólo queda el vendedor de periódicos, el de flores y la cuarteta de malabaristas de fuego). No los detesto tanto como para salir con mi propia escopeta a cazarlos, pero sí, me gustaría de pronto encontrarme con su ausencia en las esquinas.

Mi odio no es gratuito. Tengo una serie de experiencias con el gremio que van de lo ridículo a lo francamente espeluznante, cositas molestas que resultan aún peores que las trastadas de mis alumnos. Compartiré algunas sólo porque esa es la razón de ser de este blog (y porque, como bien se deja suponer, este post tenía como intención contar dichas historias y no hacer patente mi aversión de gratis).

1. Fin de la primera quincena en un nuevo trabajo. De jefa de redacción en una revista minúscula, me transformo en corrector de estilo en una revista mediana (y en la agencia del terror). Por supuesto, hube de vivir esa primera quincena con los restos de mi último cobro en la revistita (y un finiquito pequeñito también, cortesía de los tres meses que figuré en la empresa). Justo es afirmar que ese último día no tenía ni 50 centavos en la bolsa: vamos, que si no cobraba mi cheque no comía. En el largo trayecto de casa de mis padres a la oficina, un limpiaparabrisas más sucio que el asfalto en el que yo rodaba me ataca (sí, ese es el verbo). Pese a mis súplicas y mis gestos de rechazo, el sujeto sigue limpiando el vidrio. Yo, sin un peso, pongo cara de circunstancias cuando él termina y le hago señas: "no dinero". En respuesta, el sujeto —con indudable pinta de pordiosero— me escupe el parabrisas que recién limpió. Nunca me había sentido así de humillada.

2. Constantemente, en la esquina de Insurgentes y Yucatán, me ataca una horda de limpiaparabrisas. Estos sujetos trabajan hasta las 12 de la noche. Quieras o no, te limpian el vidrio, y no llegan de uno en uno sino de dos en dos o rodean el coche entre tres. Intenten ser una mujer sola de noche manejando rumbo a su casa. Por supuesto, soy cliente frecuente de los fulanos en cuestión (y los detesto).

3. La vida da vueltas y ahora me encuentro buscando una chamba nueva que me permita ganar más lana de la que me da el sueldo de maestra (o sea, algo que me permita un poco más que pagar la renta y mi tarjeta de crédito). En el camino a mi entrevista de trabajo, al esperar una vuelta en U sobre Barranca del Muerto, uno de estos fulanos lanza el chisguete hacia mi parabrisas. "Vale madre", pienso, mientras le insisto al tipo en que no, no quiero que limpie mi parabrisas, y no, tampoco voy a volver a pasar a la próxima, y no, no traigo dinero, así que ni pierda su tiempo. El fulano pasa de la simpatía a la súplica y de ahí al franco enojo. Me golpea el cofre y me grita: "¿pues entonces para qué sale a la calle de jodida?". "¡Pues para buscar trabajo, huevón!" le grito mientras me alejo.

¿Así, o más? Sí, se supone que existe una sección en el reglamento de tránsito (o en alguno de los códigos, o algo así) en el que se supone que puedes denunciar a estos cabrones para que los policías les pongan un alto... Siendo realista: ni tenía tiempo de poner la denuncia (en cada uno de los casos perder tiempo habría sido fatal) ni los polis habrían hecho otra cosa que sacarles un pedo y una mordida, y a la siguiente vez que quisiera yo pasar por esos cruces... bueno, mejor ni me lo imagino. En fin, que sobrevivo en la misma ciudad que ellos, pero si algún día los fotonizan, creo que aplaudiré. Intolerante, ¿y qué?

25.5.07

De la mala publicidad

Pues yo me acuerdo que cuando todavía estaba en la Agencia Inamovible, durante una junta con todos los "colegas moderadores", empezamos a discutir qué publicidad era "buena" y "mala". Yo lo afirmo con saludables dosis de sarcasmo, porque finalmente creo también que "en gustos se rompen caras" y es difícil afirmar categóricamente que algo es "bueno" o "malo" dentro del medio, más bien considero que existen cosas que funcionan y se comunican mejor con los posibles consumidores, y cosas que van para un público distinto y funcionan de forma menos efectiva. Para hacer más claro mi punto, tres ejemplos:

1. La-la-la-lata: Una campaña multipremiada, de altísima recordación (salió hace años y sigue siendo un referente en el mundo de la publicidad). Si alguien no la recuerda, cantaban "la-la-la-lata" durante el comercial, en el que un enano vestido de marinerito bailaba, y cerraban con la frase "Para la lata más conocida de México, cualquier publicidad es buena". Sí, Jumex. Mhmmmm... Pues a mí me divertía el numerito, muy kitsch y creativo y todo, pero en realidad al público tradicional de Jumex (amas de casa) el anuncio entre que las sacó de onda y les resultó grotesco. Pero no nada más a las amas de casa, en realidad como que mucha gente "no entendió el chiste" y aunque se acuerdan de la campaña, cada que alguien la menciona ponen cara de "guac". Y sin embargo, como ya dije, multipremiado, y suficiente como para construir una reputación en el medio. Moraleja: lo que funciona con creativos puede no funcionar con públicos. Jaja.

2. Internet para pubertos: En un anuncio de Infinitum, sacan a una madre mexicana recogiendo la recámara de su hijo, un adolescente harto típico. Mientras ella le dice las usuales "recoge tu cuarto, nunca sales, te la pasas pegado a la computadora, bájale a la música", él traba conversación con el público, a partir de la premisa "mi jefa no entiende nada". Una escena típica de adolescente, pero en vez de que lo piense, nos lo dice. Profesores de la universidad en donde doy clases y moderadores por igual detestaron el anuncio. En defensa del mismo, diré que todos ellos son (o tienen edad para ser) padres de familia. Como yo no, me parece un comercial irreverente pero entretenido, que le habla a los pubertos en su nivel y le dice a los papás que necesitan comprender el uso de internet de sus hijos para no estar fuera de onda (expresión tan retro que la saqué de un museo). Claro que si en los adultos causó esas reacciones de rechazo, quiere decir que el mensaje no estuvo bien planteado de entrada... porque finalmente los "paganos" (papás) tienen más o menos la edad de los censores que me conseguí. Claro que, al igual que todos los censores, estos trabajan a través de la premisa "a mí no me afecta, pero seguro que hay a quien sí". Moraleja: tomarse toda afirmación Cum grano salis... con un poquito de incredulidad.

3. Todo el rollo: Este post en realidad se originó por la campaña de la que quiero hablar ahorita: el papel higiénico que "entiende todo el rollo", con ese asunbto burlón de "Hombres: cuando vean el cartón café, es hora de cambiar el papel higiénico". Recuerdo a LA Moderadora (hasta escribe su opinión en revistas y casi nunca estoy de acuerdo, y miren que me cae bien la mujer) mesándose los cabellos y diciendo "¿¡Pero en qué estaban pensando!?" Chale, me da pena admitir que estaban pensando en gente como yo. A mí esa campaña me hizo cambiar de marca, nada más porque me resultó simpático el enfoque. Sí, yo soy de las que se quejan porque los hombres no entienden que el papel de baño no nace por generación espontanea, hay que cambiarlo. Sí, yo soy sarcástica al respecto de la poca duración del rollo en cuanto entra una presencia masculina a escena en mi baño. Me da igual lo pachoncito y resistente, ya estoy en la categoría de compra que superó a Suavel y Delsey... Así que mi decisión estaba entre Regio (que ahora decidió que el papel higiénico es cosa de alta tecnología y a mí me parece una reverenda mamada), Pétalo (equis entre los equis, con un perrito muy chistoso que a mi no me hace ni cosquillas), Charmin (y sus osos cursis y sus aromas más cursis y sus corazoncitos aún más cursis, guac) y Angel Soft (que tiene un punto de vista sarcástico, joven y entretenido sobre el papel de baño, y que no saca ni ositos ni perritos ni niñitos en el anuncio). Sobra decir por qué me hizo click. Entré a su página de internet y sí, le hablan a mi estilo de vida y a mis inquietudes (no de la mejor manera, todavía no está tan logrado... pero es un intento). ¡No sólo las mamitas abnegadas y eficientes usan papel de baño! Moraleja: Todo el mercado en realidad no es todo el mercado.

Ah, y ya se me había olvidado: publicidad mala, sólo la del doctor Simi, y con todo y todo bien que jala gente. Así que ya ven.

Y eso de escribir sobre publicidad me gusta... creo que empezaré a hacerlo más seguido, así que resignación, mis animados lectores.

18.5.07

Hotel Sarajevo

En son de broma, R le dice así a mi recámara. Y es que sí, todo está fuera de lugar, la ropa limpia y sin planchar no tiene acomodo, los libros y discos han tomado el control de la situación y en general como que todo parece haber cobrado vida propia (o haber sobrevivido a un bombardeo). Yo le respondo, siempre, que el día que termine un libro de poesía lo voy a titular así nada más por lo bien que suena.

Pero este post no es para hablar ni de mi recámara ni de mi inexistente libro, sino para demostrar con fotografías el sitio horrendo que visité el fin de semana pasado. Y no me refiero a Pachuca (que sí es horrendo) sino al punto específico de Pachuca en el que me hospedé (que es horrendo más allá de lo imaginable). Bueno, no tanto así, pero sí es muy feo. Digo, seguro que hay sitios más piojito, pero este era feo a secas. Van las muestras:


1. Las camas, que se encuentran una frente a la otra. ¿Qué puede ser más amable que quedar apuntándole los pies al vecino? O como en película cómica, sentarse de frente y platicar de cama a cama. Genial. Por cierto, las cortinas dan hacia una calle ruidosa del centro. Justo debajo de la ventana, un merolico con altavoz y grabadora programaba reggaetón y gritaba desde las 10 am hasta las 8 pm.


2. La televisión más asegurada del mundo. Previendo que alguien vaya a querer llevársela como souvenir, nada mejor que: a) pegarla con silicón a un mueble, b) colocarle un armazón metálico con el que la sujetan mejor a la mesa, c) torcerle los tornillos con los que sujetan el armazón metálico y d) pegar el mueble al piso. Para que no vayan a sacar la televisión inadvertidamente... (Yo no sé cómo le harían para sacar una tv de 22 pulgadas sin que se note, pero bueno)


3. El elegante tocador. Note por favor la comodidad que implica acceder al sitio, pasando por entre las camas y el inmueble de la tele. Además, la silla estilo "decadentismo de oficina" le pone un toque todavía más distinguido al asunto de que el tocador sea de macopán aglomerado.


4. La regadera, que en persona era todavía peor de lo que retrata. Para colmo, goteaba y salpicaba bigtime. Sobra decir que para tomar esta foto tuve que aventar la cámara a la esquina opuesta del baño para que saliera.


5. Y el único momento en el que me metí a la regadera fue para tomar esta fotografía. La toalla era "exfoliante" y no lo decía, como de papel de lija viejo. Y las llaves se zafaban. Para colmo, el jabón chiquito tenía el nombre de OTRO hotel... Ah, jijos.


6. Eso sí, la única forma correcta de ver la tele (¿recuerdan cómo estaban las camas?) era, por supuesto, encajonado en el excusado. Si tuviera algo de autocrítica, me avergonzaría decir que mi trasero estuvo a punto de no entrar entre las dos paredes que lo cercaban. Como carezco de ella, ya lo escribí.


7. Total, que en este espacio que ahora ven desde afuera se encontraba el clóset... perdón, el baño. Yo preferí dejarme las pulgas hasta llegar a mi casa.


8. Y una última vista, desde algún sitio entre el tocador y la televisión más segura del mundo. No falla el escritorio, que nos hace saber que se trata de un hotel bussiness class. Lástima que la silla sea la misma del tocador, y que el internet inalámbrico gratis (ah, porque había) no llegara hasta la habitación...

Espero que hayan disfrutado la visita al hotel Sarajevo. Por supuesto, no se llama así, pero ¿realmente importa cómo se llame?


Y sí, soy fresa, pero voy de campamento y sé dormir en tiendita de campaña, ja.

14.5.07

Actualizacion urgente (jaja)

Pues después de dos entrevistas más, en una empresa diferente, empecé a trabajar. O algo así, que tampoco es como para que se agote uno. Me dieron un proyecto por el que todavía no sé cuanto me van a pagar, y le dediqué a eso mis tripas demanera singular y sensata (o sea que no parecía yo).

Ya también tuve tiempo de pelearme y encontentarme con R, que ahora se desdobla en dos personajes: el adorable R. Jekyll y el absurdo R Hyde. Tuve que tratar como un mes con ese segundo individuo, que no me simpatiza en lo más mínimo, pero al que aguanto porque de vez en vez todavía se aparece el señor Jekyll. Y el Jekyll es chidísimo, como ahora que me llamó por teléfono para decirme que se había llevado mi paste de salchicha con queso y catsup y mostaza y jamón y que en cuanto se dio cuenta me llamó para disculparse y avisarme que lo estaba volviendo a guardar en su bolsa. O ayer, que como regresé de haberme hospedado en un hotel pinchísimo y no me quise bañar, me apodó "mi liendrecita" durante toda la mañana...

El siguiente post, por supuesto, tendrá que ver con el mini documental del hotel pinchérrimo en el que me hospedé por ir a la boda de una de mis detestadas parientas provincianas... Ya decía yo que no resultaría nada bueno de ir a Pachuca con toda la familia...

(bah, exagero pero tiene gracia)

10.4.07

La vida en el interviu

No tiene nada que ver con la afamada revista de chismes española, más bien es con mi bonito afán de ir a entrevistas de trabajo. Resulta que cuando eres físico nuclear, neurofisiólogo o investigador de mercados, perteneces a una selecta cofradía que trabaja en “la industria”. Sí, ese término que se usa para definir un mercado de trabajo tan cerrado, pero tan cerrado, que el día que quedes mal con 3 empresas ya te quedaste sin poder participar del juego.

Bueno, que estábamos con que mi participación en “la industria” del market research (oh, qué fashion se oye) se había limitado a trabajar en una consultora que ha ido adquiriendo nombre a fuerza de “push” en el mercado (y de donde me salí antes de que nadie diera dos pesos por ellos) y en una de las empresas más grandes de MR en el mundo (aunque el área de cualitativo en México, podrán adivinar, deja algo que desear). Cuando cerré la puerta, apagué la luz y me lancé al ancho mundo del freelance y la docencia, supuse que no habría más trabajo de oficina para mí. Ja. De pronto empezaron a aparecer las ofertas de trabajo, todas para subir de nivel de responsabilidad… Dije que no dos veces, con mi cara más mona de “soy libre y no me venderé”. Ja de nuevo.

Empresa 1

Entrevista 1. Una excompañera de trabajo llama a mi celular y empieza a contarme los pormenores de su nueva vida, que incluye ser headhunter para diferentes empresas “de la industria”. ¿Me interesaría una entrevista con ella? Voy a un café de cadena, compro un jugo y 15 minutos después ella ya está diagnosticando mi capacidad como posible vendedora (en realidad les dicen “consultores”) para alguna agencia que hace algo así como lo que yo siempre he querido hacer. Si sales bien en tu evaluación y les gustas, te hablan.

Entrevista 2. Posiblejefe me recibe en su oficina. Ahora ya sé que no estamos hablando de cualquier empresa, sino de LA Empresa. Sí, en toda “la industria” existe una LA empresa, y me habían llamado precisamente de ahí. Sopas. Para colmo, Posiblejefe es un tipo agradable, inteligente, conversador. Tenemos obsesiones comunes, y así una entrevista rutinaria de 30 minutos se transforma en hora y media. Voy a hablar con mi jefe y te aviso, dice Posiblejefe al despedirme. Yo salgo con la sensación de que algo inminente cuelga sobre mi cabeza.

Entrevista 3. Pues no fue con su jefe, sino con Miranda Priestley. Siendo justa, la mujer fuerte de “la industria” es mucho más agradable de lo que su fama me habría dejado creer. Lo curioso es que me pregunta generalidades, divaga y me trata de enamorar de LA empresa. Salgo sin saber bien a bien dónde estoy parada o que parte del proceso de reclutamiento me incluía con mi mejor cara de Anne Hathaway frente a la mujer a la que más temía después de mi exjefa… Sí, me cayó bien. No, no usa Prada. Más bien feng shui. Creo que me comporté con soltura. Salgo de la entrevista, pregunto por Posiblejefe, no está. Toda la gente es sonriente. Tal vez el feng shui funciona.

Entrevista 4. Posiblejefe me cita y no llega, pero me deja un caso práctico a escoger. Por primera vez en el proceso me encuentro haciendo un examen de aptitudes reales. Me pongo tan nerviosa que no logro dar pie con bola y tardo 3 horas en elaborar una propuesta de hora y media. Además, mi sugerencia es perfectamente desaforada (la respuesta correcta resulta ser un método que sugerí en mi peor fracaso frente a cliente en la anterior empresa, cuando Cliente Siniestro casi me hace llorar frente a un consultor y un moderador). Descubro que normalmente la posible área se toma 15 minutos para comer. Se siente bien estar en una oficina. Posiblejefe me mira con algo de decepción, pero supongo que no con la suficiente. “Me interesa más la actitud que la aptitud, lo demás puedes aprenderlo”. Ahora no sólo me siento estresada, literalmente me aterroriza. “No voy a poder con el paquete…” Posiblejefe me consigue una entrevista con Jefesiguiente para el día siguiente. Después de 4 entrevistas, no hay una propuesta económica que me permita desmayarme o carcajearme. Mal.

Entrevista 5. Jefesiguiente es un tipo que impone. Juvenil, pero no demasiado, de colecciones “informales” pero perfectamente ordenadas a la vista y arte contemporáneo en la oficina (“ese cuadro cuesta más que mi sueldo de los próximos 5 años como profesor” pienso mientras espero). Una estudiadísima barbita de 3 días… La entrevista que se suponía filtro resulta ser simplemente un trámite, con un Jefesiguiente que me hace preguntas básicas, nada que le permita darse cuenta de mi inexperiencia o mi incapacidad para trabajar bajo presión. Él sólo lee a la overachiever que siempre he sido… y da por hecho que el 2 de mayo estaré trabajando para ellos. Eso sí, sin oferta económica alguna. Esa me la darán hasta la entrevista 6, que me han cancelado ya dos veces... Cuando se enteren que no voy a aceptar, les dará chorro.

28.3.07

Interscriptum

Yo ya decidí que no existo. Sï, es oficial. Sólo soy un personaje entre tantos personajes, una piel entre tantas pieles, una máscara entre máscaras.

Quiero empezar a columnear (bonito verbo que se traduce por "empezar a escribir con tono de columna") y usar para ello a bitter. No sé si extraño su tono o su fama. Ah, porque se sentía bonito tener gente que comentara, aunque luego fueran más bien lectores que creían saberlo todo de uno nada más porque leían el blog (al fin parece que ya todos se fueron y apagaron la luz, ojalá). Dice R que es porque nunca fue personaje del todo. Si la vuelvo columnista ¿se volverá personaje sola?

Estoy intentando escribir poesía, todo por la maldita obsesión de mejorar en ello. Ayer escribí una línea en el refrigerador: "adolorido animal soy". Trataba de volverlo algo downbeat, con un ritmo que decreciera, sincopado, lento. "adolorido animal soy". Llegó R: "No tiene ritmo". Reescribió: "Soy animal adolorido". Ahora tiene upbeat, va creciendo. "taca-tá-taca-tá-taca-tá, en eso consiste el ritmo".

Soy arrítmica, pues. Mi consuelo es que lo que siguió escribiendo R en el refrigerador era entre dadá y pinche... No tengo ritmo, pero tengo coherencia, jaja.

Hoy, otra entrevista. Es la cuarta relacionada con el mismo trabajo que no sé si quiero o no quiero tomar. No quiero trabajar tres meses y botarlo. Tampoco quiero entrar, comprometerme y abandonar la escuela. La verdad es que creo saber qué quiero, pero no estoy segura de querer ejecutarlo. ¿Y si lo único que quiero es que mi vida siga siendo mía y siga siendo simple? ¿Estará mal decirle que no a una oportunidad que pintan calva porque no puedo tomarle el pelo? ¿Cómo diablos defino si la emoción que siiento cada vez que me llaman soy yo o es el hurón?

Llevo tanto tiempo peleando por aplacar al pinche hurón de la neurosis (ya saben, la rata larga esa que corre en círculos en mi cerebro, rascando esquinitas, escondiendo datos, poniéndome de malas, la que produce el dolor ese en la base del cráneo y en la coronilla cuando me concentro mucho) y ahora que aparece una propuesta de trabajo como el que dejé pero más organizado (y tres o cuatro veces más exigente) de pronto el hurón adormecido despierta y empieza a dar vueltas y me dice que sí, que podría con todo, que tengo derecho a intentarlo, que necesitamos el dinero, que de todos modos más vale que esté ocupada.

Del otro lado, aparece el animal nuevo, que no identifico todavía (tal vez es Jacinto) y me pregunta si deveras tengo necesidad de regresar a todo eso. Es como una adicción, la adrenalina, la sensación de logro, el estrés. Es eso, una adicción. Es la urgencia de hacer todo al mismo tiempo. Me recuerda mi valioso tiempo para mí, las caminatas por el mercado, lo que disfruto compartir con los alumnos (con excepción de los tres que mienta el hurón para convencerme de que la docencia no es lo mío).

Vivo en esa frenética lucha entre escribir y no, entre trabajar como negro o vivir como negro (aunque si trabajo como negro puedo garantizar que nunca habrá tiempo libre, que no habrá vacaciones, que rara vez saldré, en definitiva, que viviré como negro también), entre decidirme por el prestigio de una chamba nueva o por la tranquilidad que implica saber que de aquí no me voy a mover a ningún lado.

¿Es paz o así se siente la mediocridad?

Entrevista en 4 horas. Terror. Y una respuesta que no sé todavía cuál será.

12.3.07

Lunes de ciudad.

Traigo tanto pinche cansancio que la verdad no me quiero dormir. Mañana, en teoría, llego a las 7 de la mañana a recoger exámenes "para resolver en casa" (una bonita idea que se me ocurrió, mandarle un caso práctico de 8 páginas a mis alumnos de Mercadotecnia Estratégica, famosos en toda la escuela por lo reacios que son a la lectura...) Después de eso, ooooootra vez el grupo de semiótica en donde se encuentra el "Rat Pack", al cual, si se presenta, les aplicaré un examen de 10 preguntitas sobre el libro que tenían que haber leído (y eso no estaba en los términos de la evaluación, para que vean que a veces las excepciones les sirven... bueno, no, en realidad ni leyeron el libro así que en realidad sólo lo hago para nivelar la percepción de "maestra ojete").

Ya cuando termine, podré regresar a mi casa, o —con un poco de entusiasmo— al museo (tengo muchísimas ganas de ir a San Ildefonso, a ver la exposición ésta de Revelaciones). R anda como loco, cortesía de su trabajo. Mañana cumplimos meses y ahora quería prepararle una sorpresa bonita, pero supongo que tendré que dejarla para una temporada laboral un poco menos acelerada (creo que ocurrirá cuando cumplamos 10 años de casados). Al menos ya le tengo un librito, que me regalaron por comprar dos de Compactos Anagrama y que espero que le guste.

El bautizo al que fuimos el sábado me puso realmente bien. En lugar de bautizar al sobrino (ah, porque ya decidí que también es mi sobrino) sólo por la iglesia, se organizó una ceremonia emotivísima en la orilla del lago de Pátzcuaro... La ceremonia fue intensa, inteligente, tremendamente mística, lúcida... Vamos, que en realidad me la pasé llore y llore y tomando fotos con la cámara digital de los papás del sobrino. El chamaco, además, es adorable: no llora, todo el tiempo está chisposo y encantado de tratar con gente y si hace berrinches se le pasa en tres segundos (como buen teatrero).

Tuve un fin de semana precioso, pues. Porque no sólo fue el bautizo (que además hizo que el rito tradicional católico demostrara ser un sinsentido), fue también descubrir a los amigos de R y tomarlos por propios, desear súbitamente casarme en una ceremonia nuestra (no oficial), caminar con él tomados de la mano por las calles de una ciudad que amo con fervor, dormir piel con piel, llorar en sus brazos, cantar en el coche a voz en grito, reírnos como tontos (y hasta pelear un poco, por que no). Fue encontrarme de narices con la vida nueva que estamos construyendo. Maldita, maldita impaciencia, que es el demonio contra el que lucho todo el tiempo.


(Pienso en la carencia de público de estos textos, y me gusta)

7.3.07

In-docencias.

Ah, la feliz vida de un profesor universitario.

Desde que tenía algo así como 4 o 5 años supe que yo quería dar clases en una universidad. Le echaré la culpa a mi señorpadre.net, que me llevaba irresponsablemente a dar la lata mientras él impartía cátedra en una universidad harto patito (en la que años después yo dejaría una carrera a medio estudiar). Recuerdo la felicidad que me causaba hacer dibujos en un pizarrón mientras que él intentaba atraer la atención de sus alumnos. Recuerdo también la emoción que sentía al ver la interacción que tenía con los estudiantes, algo que extrañé durante la mitad de mi vida estudiantil (en la primaria siempre deseé que me trataran como un adulto miniatura, ja).

Durante años largos pospuse el sueño. Primero, porque no me sentía suficientemente preparada. Después, porque empeñé mi vida a corto plazo con la jefa que vino del infierno (ah, sí, Pili y su revista que amé y ahora ya no sé si me gusta o me disgusta y su agencia de locos) y después porque me chuté un año deprimida, trabajando en la otra agencia, tratando de definir qué quería de mi vida.

Bueno, cuando me decidí por fin, desembarqué en la docencia y le he invertido bastante energía. Vamos, que algo por lo que me paro a las 6 de la mañana más vale que me guste o medio me satisfaga... O al menos eso es lo que he creído en los últimos meses.

Llevo jugando al profesor universitario desde noviembre del año pasado, con resultados medianitos. Algunos alumnos me detestan, otros me quieren bien, uno que otro sospecha que soy un fraude (algo de razón tiene, que ni qué... es lo que pasa cuando tomas una materia a la mitad) y la mayoría son tan indiferentes a mí commo yo a ellos. En suma, que soy una profesora promedio, trabajando en una universidad promedio.

Ah, pero cuando se me juntan los factores... En realidad estoy bien consciente de que tengo pocos alumnos que valgan la pena el esfuerzo. Por ejemplo, las clases de mercadotecnia estratégica las preparo por un solo alumno entre los 12 que tengo. En Comportamiento del consumidor, preferiría hablar de libros con mi única alumna que perder el tiempo tratando de interesar en la materia al bloque de piedras que la rodea. En lo que se refiere a semiótica, tengo un grupo bueno a secas (aunque debo confesar que son de sangre bien ligera, así que los quiero en lo personal) y un grupo terriblemente mediocre, en donde mis dos alumnos brillantes literalmente destellan. En semiótica de la publicidad, cuatro alumnos que a veces son cinco, tienen un carisma terrible pero son incapaces de demostrar interés por nada. Proceso administrativo es mi cruz, la materia que nunca llevé en la carrera y que ahora imparto a 15 alumnos a los que les interesa tanto como a mí.

Ayer fue el día que vino del infierno. Último día con el collarín. Martes, proverbialmente pesado porque empieza a las 7 de la mañana y termina a las 10 de la noche. El grupo mediocre de semiótica. Y yo encargándoles escribir un ensayo después de leer un libro. Por supuesto, no leyeron, y al menos dos de los trabajos bajaron directamente de internet... Y eso no fue lo peor: el grupo al que ya había pescado en la trampa (los imbéciles iban platicándolo en la escalera, justo frente a mí, el día anterior) se puso terriblemente insolente, se pelearon a gritos conmigo... y luego fueron a hablar con la directora, fingiendo preocupación por su calificación (que, strictu sensu, le correspondería a la investigadora Gilda Flores Rosales). Acto seguido, llamada de la dirección para hablar conmigo: por favor, sé razonable, permíteles arreglar el asunto.

¿Cómo le explico a la directora que no pretendo permitir que otra pandilla de mediocres salgan de mi materia sin saber un pito? Pues de ninguna manera. Sonrío, aguanto vara y le digo que si los muchachos me buscan, les propondré una solución. En la noche, le platico a R mi deprimente caso, y me regaña por creer que mis alumnos son personas... Algo de razón tiene. Sin embargo, me puso enormemente triste pensar en ser una de esas "maquinitas de memorizar" en las que me propone transformarme. No quiero que mis alumnos salgan de mi materia absolutamente carentes de sentido crítico. No quiero que los que tienen posibilidades de abrir sus horizontes queden limitados por estudiar entre imbéciles.

La sola perspectiva de llegar hoy a recibir trabajos mediocres me descorazonaba. Gracias, Dios, por poner al grupo bueno después del grupo pinche. Éstos prefirieron que invirtiéramos la hora en dar una revisión previa a sus trabajos. Hubo algunos que tenían material chido. Ya recuperé la fe en la labor docente, en las posibilidades de impartir una materia en forma tal que generen ideas propias. Ahora sólo me falta ir con la directora teniendo las pruebas del plagio absoluto en la mano: "lo siento, yo no puedo dejar pasar un fraude académico de este tamaño en mi materia".

Tengo que calificar un chorro. Tengo que leer los otros "ensayos" para ver qué tan inútiles están el resto de los alumnos. Y tengo que recuperarme, ¿dónde se ha visto que los profesores se conflictúen por descubrir que sus alumnos son unos absolutos patanes y unos perfectos imbéciles? ¡Vaya labor titánica que tengo pendiente!