9.11.07

431 l; Praha.

Ah, qué día tan raro. Empezó a las 12 de la noche, subiendo botellas de agua a la camioneta. Después, clasificando víveres. Pañales acá, latas allá, avienten la ropa al fondo que hace bulto, medicamentos en esa caja, no puedo creer que manden tanta basura vencida (y aún así fue una bolsa pequeñita, contra una caja entera de cosas útiles... casi lloro cuando vi los antihipertensivos, tan difíciles de conseguir y en tan grande cantidad). Contando botellas de agua, al fin que cada litro es alrededor de un kilo, hay que distribuirlos correctamente en la pick-up...

431 litros.

3 camionetas prestadas por la pura buena voluntad de ayudar. Las 3 retacadas de ayuda: desde 1 sobre para saborizar agua, hasta 20 cajas de antihipertensivos, o 20 pares de sandalias, o 300 frascos de Gerber.

Yo (que no le tengo fe a la gente) hoy me tragué mi habitual pesimismo. Como bien dicen: un pesimista siempre puede sorprenderse agradablemente.

Después de intentar dormir 4 horas, de pie de nuevo para terminar de cargar y alistarnos a las 6.30 de la mañana. Georges y R se fueron, yo soy la encargada de cuidar casa y perros en ausencia. Los dos señores adicionales, qué bendición. Y el amigo de Georges que no contestó el celular en toda la noche de ayer sólo porque no quiso decirnos "no puedo, lo siento" (ojete... no por no poder, sino por no avisar).

Pegar los carteles hechos ayer y hacer nuevos carteles hoy para que las camionetas sean identificadas como ayuda y puedan pasar. Preparar café para todos. Esta mañana ni dio tiempo de tostar el pan, sólo de untarle mermelada. Besos y abrazos, buena suerte y Dios los acompañe y esas cosas. Y 4 ojos aguados, porque no somos cursis pero lo disimulamos muy bien.

Y después, correr a toparme con mi amigo el Prófugo Berlinés. Año y medio después de su mirada de tristeza y un DF que lo ahogaba, hoy es un feliz residente de la CEE, con trabajo estable y un piso en Berlín. "No planeo regresar en un buen tiempo a México, al menos no a vivir". Le concedo toda la razón: su independencia y sus sueños estaban del otro lado del charco.

Y una taza de peltre esmaltado, que dice "Praha" y tiene a un gato caminando por los tejados. "Es la ciudad europea que más me gusta", me dice él, después de haber visitado 20 países, "París tiene un lugar especial, pero Praga es... no sé. Tienes que ir".

Una hora para ponernos al día, para quedar otra vez tan amigos, es como habernos visto ayer, qué raro...

Después, a la escuela, a dar clases, a mi "vida habitual" (si es que tengo algo como eso).

MI corazón va rumbo a Tabasco, y segura estoy de que R pondrá en el trayecto aquella famosa canción de su tío y llorará por el edén perdido... qué duro.

A quien lea este blog: ¿Ya mandaste ayuda para Tabasco?

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