29.11.07

De Sergio Pitol

En El arte de la fuga:

«Uno, me aventuro, es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada, las calles recorridas. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas.»

Coincido en muchos de los puntos del maestro de R (si quieren conocer la trayectoria intelectual de alguien, averigüen la de su maestro, ja. El mío está siendo R). Prometo, como obsequio de cumpleaños, hacer mi propia lista de sumas.

Y ustedes, queridos no-lectores, ¿cuál dirían que es la suma que les da forma?

25.11.07

Otra pregunta inútil

¿Alguien sabe cómo se hace para escribir 25 textos en 4 días y al mismo tiempo ir a un concierto y estudiar la maestría y tener dos comidas y dormir aunque sea un poco?

16.11.07

¡Cómo cambia la gente!





¿Alguien me puede dar la receta de Zeta Bosio?

13.11.07

El poder del batallón Juan Pérez.

R. me contagió. Resulta que ahora, como yo estuve acá, pero con la preocupancia (o preocupansia, que sería una mezcla de preocupación y ansia) de que les fuera bien y de que llegaran y de que... ya saben, Coppelia Angustias en pleno, no hallaba qué hacer. Después de mi clase, planeaba ir a dormir a casita, a apapachar al gato y a tronarme los dedos esperando que se reportaran. Quiso la vida que no durmiera yo.

Cuando iba de salida, me toparon dos alumnos muy acongojados. Creí que querían asesoría y ya los había mandado por un tubo, cuando me aclararon que lo que necesitaban era un automóvil más para llevar las cosas que se habían reunido en el centro de acopio de la universidad. Chale... “¿estaciono el carro enfrente de la puerta de acá?”

Una hora para llegar al centro de acopio. Igual ya no me daba tiempo para depositarle dinero a R (se dio cuenta hasta el último minuto de que las camionetas tienen la pésima costumbre de consumir gasolina y se fue con poquísimo dinero...) así que ya daba lo mismo lo que hiciera. Y lo que hice fue quedarme horas.

Cuando bajamos las cosas al centro de acopio, descubrí un hormiguero. Más de 100 personas poniendo manos y tiempo y fuerza física en organizar y verificar el acopio; más o menos lo que ya había hecho en casa pero en versión Pantagruel, con un patio lleno de alimentos y una calle bordeada hasta los topes por agua. Y como ni me gustan los retos, me quedé.

Trabajé allá todo el fin de semana. Viernes, sábado, domingo, lunes... Hoy me toca descansar y mañana también porque hay chamba en la agencia; el jueves tengo clases mañana y tarde (y aprovecharé para hacer tareas y calificar exámenes). Pero el viernes vamos de regreso. Y supongo que el sábado. Y el domingo, y así hasta que se termine la ayuda.

Hay mucha gente y muchas cosas. Han salido montones de trailers y diario hay voluntarios de todas las edades que verifican caducidades, organizan los víveres en cajas y costales, cargan camiones, empaquetan, arman cajas, etcétera. Desde niños de 6 años hasta señores y señoras de 70 pasaditos, cada quien tiene una chamba que empieza antes de las 9 am y termina hasta que llega la última donación y se va el último camión (después de las 9, a veces hasta después de la 1 de la mañana).

R regresó y me contó que lo que sale de acá llega allá. Fue a un albergue, en el que mi suegro está trabajando de voluntario. Las cosas no están nada fáciles, pero parece que al menos en lo que depende del gobierno estatal y el ejército se está haciendo todo el esfuerzo posible (Nunca creí decir algo bueno de los militares, y héme aquí... es que esa es la mejor función que pueden tener en México, ser cuerpos de rescate. Y los prefiero haciendo eso que haciendo lo que los gringos en Irak).

Me sorprende poder pensar bien de la gente, o al menos hacerlo a ratos. Después de muchos trailers enviados, las cosas caducas son 40 cajas (no dan ni para llenar una camioneta de 3.5 toneladas, pues) y los voluntarios están al pie del cañón. Gente como Carmita, como doña Leonor, como Lulú, como los Luises, como Roberto, como todos esos a los que no les veo el nombre pero de quienes recibo bultos y a quienes les paso latas y bolsas y jabones y demás... Somos Juanes Pérez, al final de cuentas.

Lo único que espero es que hagamos más conciencia. No son ni 100 ni 200 los damnificados, y no fue poco lo que perdieron. Hablamos de alrededor de 1’000,000 de personas, que perdieron entre todo y casi todo, y de un estado que acaba de ver como sus animales y cosechas se fueron al agua...

Espero seguir viendo pasar bultos y camiones por muchos días más. Espero seguir llegando a casa agotada y polveada y con los dedos cubiertos de curitas y las manos negras y las piernas con moretones de costales. Espero que los demás Juanes Pérez formen batallón de donantes y voluntarios.

¿Y ustedes ya hicieron acopio?

9.11.07

431 l; Praha.

Ah, qué día tan raro. Empezó a las 12 de la noche, subiendo botellas de agua a la camioneta. Después, clasificando víveres. Pañales acá, latas allá, avienten la ropa al fondo que hace bulto, medicamentos en esa caja, no puedo creer que manden tanta basura vencida (y aún así fue una bolsa pequeñita, contra una caja entera de cosas útiles... casi lloro cuando vi los antihipertensivos, tan difíciles de conseguir y en tan grande cantidad). Contando botellas de agua, al fin que cada litro es alrededor de un kilo, hay que distribuirlos correctamente en la pick-up...

431 litros.

3 camionetas prestadas por la pura buena voluntad de ayudar. Las 3 retacadas de ayuda: desde 1 sobre para saborizar agua, hasta 20 cajas de antihipertensivos, o 20 pares de sandalias, o 300 frascos de Gerber.

Yo (que no le tengo fe a la gente) hoy me tragué mi habitual pesimismo. Como bien dicen: un pesimista siempre puede sorprenderse agradablemente.

Después de intentar dormir 4 horas, de pie de nuevo para terminar de cargar y alistarnos a las 6.30 de la mañana. Georges y R se fueron, yo soy la encargada de cuidar casa y perros en ausencia. Los dos señores adicionales, qué bendición. Y el amigo de Georges que no contestó el celular en toda la noche de ayer sólo porque no quiso decirnos "no puedo, lo siento" (ojete... no por no poder, sino por no avisar).

Pegar los carteles hechos ayer y hacer nuevos carteles hoy para que las camionetas sean identificadas como ayuda y puedan pasar. Preparar café para todos. Esta mañana ni dio tiempo de tostar el pan, sólo de untarle mermelada. Besos y abrazos, buena suerte y Dios los acompañe y esas cosas. Y 4 ojos aguados, porque no somos cursis pero lo disimulamos muy bien.

Y después, correr a toparme con mi amigo el Prófugo Berlinés. Año y medio después de su mirada de tristeza y un DF que lo ahogaba, hoy es un feliz residente de la CEE, con trabajo estable y un piso en Berlín. "No planeo regresar en un buen tiempo a México, al menos no a vivir". Le concedo toda la razón: su independencia y sus sueños estaban del otro lado del charco.

Y una taza de peltre esmaltado, que dice "Praha" y tiene a un gato caminando por los tejados. "Es la ciudad europea que más me gusta", me dice él, después de haber visitado 20 países, "París tiene un lugar especial, pero Praga es... no sé. Tienes que ir".

Una hora para ponernos al día, para quedar otra vez tan amigos, es como habernos visto ayer, qué raro...

Después, a la escuela, a dar clases, a mi "vida habitual" (si es que tengo algo como eso).

MI corazón va rumbo a Tabasco, y segura estoy de que R pondrá en el trayecto aquella famosa canción de su tío y llorará por el edén perdido... qué duro.

A quien lea este blog: ¿Ya mandaste ayuda para Tabasco?

5.11.07

Gente que se roba ideas...

Pues efectivamente, mi abogado me mandó por un tubo. Siendo así, va el chisme completo:

Me dio por googlear a uno de mis odios pertinaces. Para mayores señas, a mi exjefa Medusa, la directora y dueña de "prestigiada revista de cultura light". Quería saber si mi lista seguía siendo una de las primeras coincidencias de su nombre. Bueno, pues resultó ser la segunda... la primera era un artículo que publicó en la revista de la Asociación Mexicana de Agencias de Investigación (amai) hace como un año... (y que pueden leer aquí)

El artículo en sí no sería problema, si no fuera porque toda la primera parte se "basa" (es un decir, en realidad es un resumen del estilo que mis alumnos sacarían de un libro que no han leído) en un artículo que yo escribí para la revista Algarabía —que ella dirige—, 4 números antes de empezar a trabajar para ella. O sea, que alegremente decidió que el material que yo había enviado como colaboraración voluntaria y no pagada para su revista, se había transformado en material de su propiedad por el que se puede atribuir créditos y no citar a la fuente original...

Hasta donde yo me quedé, el derecho de publicación que ellos tenían era:
1. para el artículo completo
2. con la redacción que yo aprobé
3. dentro de la revista Algarabía
4. publicado con mi nombre

Ahora resulta que no sólo me tuve que tragar el hecho de tener que publicar bajo pseudónimos mientras formé parte del staff, para "que no parezca que toda la revista la escribimos las mismas personas" (y entonces mis felicitaciones se las quedaban Beatriz Williams de la Torre, María Magdalena Buenrostro Hernández —que ni se apellidaba Buenrostro, pero a la dueña no le gustaban los apellidos normalitos—, Ariadna del Paso y otros...) sino que, según me dice mi abogado de cabecera, tengo que resignarme a que la doctora en lingüística que decía que yo era una facha y poca cosa ahora agarre mis materiales, les quite pedazos y se los acredite.

Según el Lic, las leyes de derecho de autor en México son una mugre, y el proceso legal sería laaaaargo y costoso. Que puede tardar hasta 10 años, y mientras tanto ella puede hacer mil truquitos para evitar el pago. Así pues, que debería de sentarme y ver como Doña Medusa se apaña las ideas de otros (no creo que mi caso sea el único, carajo).

Pues... como lo único que tengo en mis manos es este blog, escribo mi testimonial:

No envíen colaboraciones a la revista Algarabía, o háganlos firmar un papelito en donde quede BIEN claro qué con los derechos de su texto.

Da mucho coraje que se atribuyan el trabajo de uno...