20.8.07

En la ruta

Pues ya. Resulta que mi tía siempre sí se echó para atrás, pero el cambio de roommate me sentó magníficamente: ahora, quien vivirá en La Gatera 4 días a la semana será mi hermanita menor (bueno, mi prima) Xim. Con eso de que la universidad le queda hasta el otro extremo de la ciudad, resulta que mudarse conmigo es extraordinaria idea...

Es una emoción rara: no sólo estoy empezando por primera vez de cero (más o menos de cero, siendo sinceros) sino que ahora me toca medio encaminar a mi marciana favorita para esto de la vida independiente. La verdad, está chido. La comunidad local la espera con los brazos abiertos, a ella la asusta pero la emociona el cambio, yo presiento que tendremos algunos roces pero que también servirá maravillosamente para que mi hermana la pequeña se acomode como ma soeur (eso es lo que es).

Además, la emoción de buscar muebles nuevos, escoger mi sala, a lo mejor renovar libreros (al menos uno) y acomodar la cocina (que es funcional, no diminuta). Reacomodar los gastos también forma parte de las tareas por realizar.

Ahora estamos en eso. Todavía no tengo luz allá, pero no urge que me salga de acá, así que da lo mismo. El teléfono ya está en camino, y al rato iré a poner la chapa de seguridad. El domingo espero tener todo listo para que el camión de la mudanza y sus alegres cargadores hagan lo propio.

Me quedaré a dormir aquí hasta que haya luz en mi nueva ubicación... pero aquí ya no es mi casa. Claro que allá todavía tampoco... así que estoy como la India María, a mitad de todo, inclusive de la redacción de un documento enorme (y en vez de eso bloggeo, jaja)

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