16.3.09

Pronósticos cumplidos

Las citas se cumplen. Hace 15 años yo tenía 15, y todavía no empezaba a escuchar a los Smashing. Recuerdo claramente haber sido muy fan de la estación rocker del IMER, que ocupaba la sintonía que ahora aloja Reactor. No era yo escucha de Radioactivo, aunque mis amigos sí.

Recuerdo con claridad, de entre mi adolescencia, aquella canción que afirmaba: "soy un bicharajo, soy un raro, ¿qué chingados hago aquí? No pertenezco a este lugar". Se me hacía una cosa muy gloriosa, la clase de cosas que La Negra y Yogui aportaban a mi formación. Después yo los ayudaría a completar su colección de spots de Radiactivo con los que tenía mi hermano, y le añadiríamos el inmortal de Martín Hernández: "WFM te va a mandar a donde nunca nadie te había enviado antes".

Esa época le metió mucha música que me aprendí, pero que al mismo tiempo no supe quien cantaba. Como que mi mundo en ese entonces transcurría entre el rock en español, el movimiento de rock mexicano (recordemos que en esos entonces yo vivía en el norte de la ciudad, en la misma colonia en la que habitaban dos de los miembros de Café Tacvba, el cantante de la Castañeda y no sé si alguien más así de ilustre) y la música de Joaquín Sabina. Después tuve mi época rara de estudiar Administración y cantar trova y Mecano y otras cosas viejas, y despegarme del rock en inglés (La Negra ya estaba estudiando turismo y viajando mucho, Yogui era más amigo de ella y de Almendra que mío).

No fue sino hasta que estudié comunicación y descubrí ese piso 7 1/2 que era la oficina de Expresión, que de pronto me encontré con la gente que me ayudaría a definirme por fin como aquella que era y no sabía, como aquella que siempre quise ser: Monyque, La Paos, mis Hobbits, Marco... todos aquellos que le pusieron sentido a ser quien eres y no quien esperan que seas. Y en ese proceso empecé a reconocer lo que había escuchado hacía tiempo, y aprendí a escuchar otras cosas.

Una frase recurrente entre los haitantes de esa isla de las ideas era "¿Te imaginas que vinieran a México?". Yo reaprendí a escucharlos, y me di cuenta de que había años luz de distancia entre ése "eres tan jodidamente especial" y "te lo haces a ti mismo, lo haces, y eso es lo que más lastima". Esa distancia (y el video que hizo Mó con su equipo, con Chore viviendo en una alcantarilla) es parte de mi proceso de maduración tardía. Nunca, jamás, pude llegar al nivel de fanatismo de mis amigas: me llevaban entre 5 y 7 años de ventaja, en realidad casi 10. Se habían criado con esas cosas haciéndoles sentido en la cabeza. Pero vivía pensando: "¿Te imaginas que vinieran a México?".

Pasarían al menos otros 5 años. Salimos de la universidad. Nos escribíamos en fotologs. De vez en cuando, perlas absolutas de Mó luciendo su comprensión profunda de las letras y su relación con la vida real. Me fui haciendo de más y más canciones. "Arreste a ese hombre... he dado todo lo que puedo, pero no es suficiente; seguimos estando en la nómina"; "La ambición te hace ver bastante fea; pateando y chillando, cerdita de Gucci". Es educación sentimental, dirían.

Nunca fui tan fanática. No soy suficientemente meritoria como para hacer fila durante dos días por un boleto. Pero sabía que lo tendría. Albanner y yo hicimos un trato: ir el lunes, perdernos la primera media hora, acercarnos a los cerdos revendedores ya desesperados y sacarles esos inmerecidos boletos en lo que realmente costaron. No hizo falta: hace un par de semanas, otra de mis amigas nos dijo: me sobran dos boletos.

No iré, como soñaba, con mis amigas de esa época definitiva. Pero sé que en ese mismo auditorio estarán ellas, estaré yo, estarán también mis amigos actuales. Lo siento por quien me dijo "eso es una borreguez". No ser fanática no indica que no hayan marcado mi vida, al igual que la de muchas personas con las que comparto mucho más que una generación.

La cita se cumple. Despertaremos mañana del sueño y descubriremos que ya no hace falta preguntar. Vinieron a México. Están aquí. Estaré, estaremos, ellas ya están y volverán a estar ahí. Aunque no lo estuvieran, nos reunimos en torno a nuestros recuerdos y yo las tengo en mí. Bienvenidos, 23 (sólo por un día) y mi estatus de "nerd queen" (sólo por un día, también). El martes regreso a la anormalidad.

2 comentarios:

Salvador Fabela dijo...

Pensé que nunca los vería tocar en tierras mexicanas, neta. No podría describir con certeza todo el cúmulo de emociones que sentí el domingo y el lunes, pero puedo decir que canté, brinqué y lloré como nunca. Fueron dos días que procesaré en la parte profunda de mis conexiones neurales, allí donde se arraigan los recuerdos más robustos, y estoy seguro que recordaré detalles insignificantes durante años. En dos días se fraguaron 5 horas de concierto, en las cuales (esto sí lo digo con certeza), acaricié la felicidad.

Monique dijo...

Me hiciste llorar.
Yo perdí mis boletos para el lunes en el divorcio y me dolió saber que no iba a estar ahí al mismo tiempo que tú. Pero el domingo escuché canciones que me marcaron: todo el In Rainbows + Pranoid Android, Fake Plastic Trees, No surprises, Mi Iron Lung... Just!
Y pensé en el sombrero de Chore llenándose, cuadro por cuadro, de monedas y boletos y llaves de carros y tuve un flashback al día que "estrenamos" el video en la oficina, en esa tele custodiada por la changa capitalista de Paos ¿te acuerdas?
Y ahora escucho, como todos los días, la misma música y, sonará cursi, pero revivo el concierto y la sensación de "por favor, por favor que esto no acabe".
Pero luego, terminó:

Now that you've found it, it's gone
Now that you feel it, you don't