28.2.07

Relecturas (otra vez)

He recuperado la costumbre de leer mis blogs. Bueno, algo así. Anduve recorriendo los pedazos de mí que están regados por el internet, esos intentos de ser pública y privada a la vez, esa sensación de no saberme bien si escritor o personaje. Paradójico, todo paradójico.

Creo que ya me acostumbré a la idea, asumí el riesgo de que quien me lea puede sentirse con derecho a pensarme de una forma diferente a como me pienso yo. Me gustó descubrir que hay cosas que aguantan una relectura (aunque también hay muchas que no sirven para un carajo, ni como desahogo). Me ha divertido ver cuán personaje podía llegar a ser cuando sentía que nadie me leía, cuanto me fui descubriendo cuando encontré que tenía lectores, como poco a poco Coppelia se fue metiendo entre las letras de bitter y cosas así.

Después de haber hecho un esfuerzo por integrarme, de pronto me encuentro con que los fotologs son la misma cosa, una fantástica bipartición de mi personalidad: una vestar introspectiva contra una copp más narrativa (aunque a veces se inviertan los papeles). Quisiera a veces volver a escribir en bitter berri y abandonar por más tiempo a vespertina star (sin hablar de la baratura que es más de cien motivos), pero en realidad creo que lo que he de hacer es encontrarle una personalidad definitiva a este altar. Algo que sienta suficientemente yo, que me sirva para escribir mis portentosas diatribas venenosas con la misma facilidad con la que escribo cursilerías asquerosas.

Escribo para encontrarme. Leo para dispersarme. Escribo para dividirme. Leo para reunirme.

El mayor pecado que he cometido con este altar es no permitirle tener una voz propia: nunca se la busqué. Lo definí por oposición, algo que no fuera ni vespertina ni bitter berri, ni copp ni vestar; no tan violento como Virago pero tampoco tan suave como kimaera. El problema fue que nunca me preocupé por descubrir qué sí es este lugar. Una cosa es que qusiera que este blog sirviera como centro elemental, otra es que no tenga una personalidad medianamente mejor establecida que la mía.

El reto ahora será, pues, encontrar mi voz. No la voz de mis personas (que de un modo o de otro, siempre mediocre, ya la tienen medio dibujada) sino la mía, la propia de Coppelia, la de quien escribe este sitio. Vaya embrollo en el que me he metido. Eso es lo que pasa cuando me leo con ojo crítico (por eso normalmente no lo hago). Y creo que aplicaré el mismo principio con mi literatura, a ver si con eso salgo de la parálisis y empiezo, al menos, a pulir toda la basurita que tengo a medio escribir...

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