Total, tres noches de pulir textos, buscar nuevas metáforas, encontrar una voz y el modo de hacer que unos textos acompañaran a los otros. Heroicamente, logré juntar 15 poemas. Leí como 13, de los puros nervios. Al fin y al cabo, nadie de los que estaban (estábamos) ahí íbamos en realidad a escuchar nada, sino a decirnos frente a otros.
Me divertí. Valoré un poco más mi capacidad de escribir. Además, entendí finalmente que esto no se trata de ser JE Pacheco, ee cummings o Pessoa, sino más bien de disfrutar el saborcito del lenguaje. Escuché cosas fatales y otras no tan malas, aunque definitivamente ahí ninguno de nosotros era el próximo Octavio Paz :D. Eso sí, gocé los diez minutos de "El poeta enmascarado".
No planeo repetir la hazaña... lo que sí pienso hacer es volver a escribir poesía... y empezar a alterar ese poema de Juan de Dios Peza para hacerlo sonar emo. ¿Alguien gusta?
P.D.: No se pierdan el siguiente y apasionante post, sobre cómo se gestó el anuncio del chef y las hamburguesas... Pero para eso necesito más tiempito.
5 comentarios:
Yo gusto
No pude ir, pero no estaría de más que un día de estos pudiera leer esos textos, querida Copp. Ojalá que se pueda. Te ves leyendo con autoridad, qué gusto que te fue bien :)
Abrazo.
Manolín: (¿si era Manolín el que lo decía? ¿o era Schillinsky?) Pues hoy amanecí con esa obsesión, así que supongo que lo terminaré en estos días. MI línea favorita hasta el momento: "—¿Qué música escuchás? —A Panda, mucho". En cuanto lo termine, lo subo por acá.
Rovan de mi alma: pues ya estás advertido de que soy mala poeta, así que te atienes a las consecuencias, jaja. Hay que vernos pronto, ya empieza la temporada de festejos local (hartos cumpleaños) así que no habrá pretexto. Por lo pronto, abrazo.
Jejeje.
A esperar pues.
Y sí, Manolín, con aquella voz de zonzo monumental era quien lo decía.
"... Valoré un poco más mi capacidad de escribir ..."
Priceless.
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