19.9.06

Forever young vs. Momias sociales

Forever young

¡Esto es todo un síndrome! Estoy segura, segurísima, de que todos conocemos al menos a un cuate que se instala en esta particular postura ante la vida. Es justo esa persona que siempre anda de fiesta, que sale de antro miércoles, jueves, viernes y sábado, que siempre anda buscando a los amigos para saber "qué plan hay"; que puede no tener un trabajo muy satisfactorio, pero le da suficiente tiempo libre y un poco de dinero para seguir su vida social.

Mi caso más memorable es el Tío S, el mejor amigo de mi padre: un señor soltero, de más de treinta, amigo de tragos de todos sus amigos casados, el tío favorito de sus sobrinos, dedicado a los coches, las fiestas y las salidas sin futuro con chavas que cada vez se acercaban más a mi edad... Soy testigo de que para él el lema "antes muerto que maduro" fue un estilo de vida. Hace dos años murió, a los cincuentaytantos, soltero, querido por mucha gente, pero con un estilo de vida idéntico al de mi hermano el Z-nat, con la ligera diferencia de que mi manito es más chico que yo.

Bueno, el Z-nat decidió seguir el ejemplo del tío, y al ritmo de "hay cosas más importantes que el dinero y el trabajo" seguirá viviendo en casa de mis padres hasta que se aburran y lo corran, o él los corra a ellos a un asilo, lo que ocurra primero. Tiene tres o cuatro trabajitos eventuales, siempre tiene cuates que lo pueden invitar, él lleva el coche y toma poco para ser el "conductor resignado" y regresa de las fiestas a las 6 de la mañana. Tiene 24.

T es un caso similar. Es una chava de mi edad, pero con la diferencia de que ella no nació viejita. Toma clases de todo tipo de cosas, y siempre está llamando para saber qué plan tenemos o para invitarnos al plan, que generalmente consiste en ir a hacer fila para entrar al antro más concurrido de la Condesa, en donde seguro estaremos apretados, disfrutando el ruido y bebiendo una cerveza igualita a las que hay en mi refri, pero tres veces más cara. Tiene planes de viernes, sábado y domingo, y normalmente tres planes para cada día, y se puede lanzar consecutivamente a uno y a otro.

El gran problema es, sencillamente, que se niegan a que la gente a su alrededor madure. Cuando uno crece, los intereses cambian, las parejas empiezan a aparecer, los amigos necesitan hacer otras cosas, ya no todos tienen el aguante para chutarse tres fiestas en un día y todavía quedar frescos para el desayuno del día siguiente. Los miembros del club "Forever young" le embarran a todos sus cuates que "se están volviendo viejos", que "son unos mandilones" o que "se están amargando". Lo cierto es que parece que les gana el miedo a transformarse en habitantes de la otra categoría:

Las Momias Sociales

Susanita, la de Mafalda, es el perfecto ejemplo de una momia social en formación. Ese supuesto de "normalidad" que da el "nacer, crecer, reproducirse y morir", que se ha ido transformando en un retahíla del tipo "estudia-trabaja-compra coche-consigue pareja formal-compra casa-cásate-ten hijos-mándalos a la escuela-fórmalos para ser empleados excelentes-retírate-empieza a ser feliz a los 60-muérete" y que muchos de mis compañeros generacionales han abrazado con ganas...

Mi Bro, el mejor amigo que pude tener cuando estudié administración y uno de los escritores más talentosos que conozco, fue picado por este bicho. Para él la vida fuera de la nómina resultaría peor que la vida fuera de la atmósfera, y se casará pronto porque (además de que ama a su mujer, vaya que sí, 5 años deben demostrar algo más que aguante o al menos eso deseo) "eso es lo que hay que hacer". Recuerdo que cuando estábamos por terminar la carrera y platicábamos sobre dedicarnos a nuestro sueño de escribir, él me decía: "es que tú tienes más chance que yo, yo tengo que mantener a una familia". Este es el punto en donde debo decir que en ese preciso instante, mi Bro todavía ni conocía a su futura esposa...

Las momias sociales se acostumbran a un trabajo estable, una vida estable, una familia estable, pagan sus cuentas a tiempo, se angustian con el fin de mes y las colegiaturas, y cuando cumplen cuarenta se compran un deportivo rojo o un auto de lujo y andan persiguiendo mujeres más buenonas que las suyas... O bien son mujeres tranquilas, que dejan de trabajar cuando llega el primer hijo, tienen otro, cuidan la casa, venden por catálogo entre sus amigas y vecinas, cotillean y ven la tele por las tardes, hasta que se dan cuenta de que desde que tenían un novio que no saben lo que es un orgasmo (o tal vez nunca lo supieron).

El miedo a convertirse en momias impulsa a los jóvenes eternos hacia el otro extremo de la escala. Las momias, por su parte, se consideran gente respetable, famas, pues.


Ah, y estamos lo que sólo somos raros.

Y yo, por mi parte, le tengo miedo a ambas categorías...

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